Griselda Labbate
Abstract
Luego de tomar conciencia de si mismo, el ser humano fue concientizando
infinidad de nociones de los objetos que lo rodeaban.
En este escrito se recorrerá ese camino en lo que respecta al sonido, dentro
y fuera del contexto musical y se comentarán las consecuencias de estos sucesos.
Este artículo fue publicado por la Universidad de Palermo y puede encontrarse on line en http://fido.palermo.edu/servicios_dyc/publicacionesdc/vista/detalle_articulo.php?id_articulo=8321&id_libro=380
Introducción: Tomar
conciencia
Luego de que el hombre occidental desarrollara plena conciencia de sí mismo
se volvió hacia el mundo con otra mirada, ya que, al tomar distancia de los objetos que lo rodeaban, dejó de
necesitarlos para reconocerse en ellos.
Con respecto a la música, la paulatina toma de distancia que se iría
logrando desde el hacer musical hasta el análisis de lo realizado, permitiría
que el ser humano fuera concientizando todas las nociones de los parámetros
musicales que la componen. La noción de ritmo y dinámica musical, la noción de
altura, se fueron construyendo a través del paso de cientos de años.[1]
Lo mismo ocurrirá con la noción de instrumento
musical, del sonido del instrumento separado de su fuente (en este caso, la voz
humana será el que más tiempo le tomará concientizar, ya que la fuente sonora
esta dentro de nuestro cuerpo) y la noción de sonido separado de la música
(propia del siglo XX), entre otras tantas.
Esto no significa que durante los años previos se cantara sin matices
dinámicos, sin variar las alturas de las notas o sin instrumentos musicales.
Todo se realizaba del mismo modo que en la actualidad, lo que no se tenía era una
completa conciencia de lo que se estaba haciendo. La noción de ritmo musical
comienza su historia con los antiguos griegos y termina su recorrido recién en el siglo XVI,
cuando se empiezan a graficar en las partituras los reguladores de intensidad.
Se relacionan el ritmo –duración de los valores- con la intensidad porque la
velocidad con que se acciona una fuente sonora es la que determina la intensidad del sonido producido, que a su
vez, determinará la duración del mismo, por este motivo se la denomina
“velocity” en programas de edición de audio como el Sibelius, el Reason, entre
otros [2].
De todos modos, los parámetros intensidad y duración no están tan separados
como creemos. Para que el primer movimiento de la Sonata Op.27, Nº 2 de Ludwig
van Beethoven –sonata más bien conocida como “Claro de Luna”-, se produzca “delicadísimamente y pianísimo” como lo requiere la partitura[3],
hay que aplicar poca cantidad de energía al presionar las teclas del piano para
que, de este modo, se obtenga la suavidad y el tipo de expresión requerida. La reverberación necesaria se la
otorga el uso del pedal. En el último movimiento se pide un tempo general
“rapidísimo y agitado en el carácter”[4]
para lo cual hay que lograr sonidos rápidos y fuertes. Por supuesto que se pueden
interpretar arpegios a gran velocidad y con suavidad, pero porque estas dos
nociones ya fueron concientizadas, por lo tanto separadas, pudiéndoselas manipular
a gusto.
Otro aspecto relacionado con la concientización de las nociones musicales,
es el hecho de otorgarles un nombre
una vez diferenciadas. Con el transcurrir de las investigaciones, debieron
comenzar a crearse palabras para denominar cualidades musicales y sonoras que
recién ahora podemos ver: “gesto musical”, “grano del sonido” , “textura musical”, estas dos últimas denominaciones
surgidas a mediados del siglo XX y, la primera, todavía investigándose y
ramificándose en “gesto melódico”, “gesto armónico”, etc.
Tomar conciencia significa darse
cuenta de algo que ya estamos haciendo desde hace tiempo. No se trata de
inventar nada nuevo, sino de ver y verse a uno mismo desde afuera. Y así como
para que el ser humano encontrara la molécula tuvo que ver primero la
sustancia, para que percibiera un sonido en sí mismo tuvo que identificarlo,
primeramente, indiferenciado de un sistema global.
Para tomar conciencia de tantas nociones musicales debimos realizar un
viaje hacia el interior de dicha materia sonora. De todas las nociones
musicales de las que se ha tomado conciencia, la de “sonido”, separado del contexto musical, parece ser una de las
últimas. Nos re-encontramos con propiedades sonoras que van más allá de las
musicales que, una vez re-incorporadas a este quehacer artístico enriquecieron
el material utilizado para producirlo.
A continuación se explicarán, brevemente, las diversas formas en que el
sonido fue concebido durante el desarrollo de los diferentes sistemas
musicales, antes de llegar a desplegarse, en el siglo XX, este nuevo concepto.
1.Los sistemas
musicales
Los elementos de un sistema musical están determinados, acordados y acotados por el tópico correspondiente. De
él se podrán extraer las tono-modalidades, las posibles expresiones de
carácter, dinámica y tempo, las características y propiedades de los sonidos,
las fuentes sonoras con las cuales producirlos, etc.
Los sistemas musicales, llámense Modal, Tonal y Atonal[5],
se conformaban con sonidos cuyas propiedades variaron de unos a otros de
acuerdo al sitio de anclaje donde se afirmó cada uno. En cada caso en
particular, las propiedades del sonido fueron recortadas según el lado hacia el
cual se inclinaba la balanza musical. Los sonidos fueron vistos, de este modo,
con diferentes ojos a lo largo de esta sucesión histórica de sistemas de
ordenamiento sonoro.
La historia del surgimiento de cada modo se imbrica una con la otra, es
decir que, hacia el final de un sistema –que comienza en su momento cumbre-
comienza a gestarse el subsiguiente, tomando como referente las bases del
anterior, para conservar algunas características y modificar o romper con
otras.
El Sistema Modal. Se considera el
primero de la historia de la música de Occidente. Se continuó con el uso de los
modos griegos durante los comienzos de la era cristiana y se basó en la
conformación interválica de estos modos,
en el carácter implícito de cada uno y en
las características de los géneros musicales utilizados[6],
así como en el carácter que debía imprimirse a cada sonido o conjunto de
sonidos (neumas)[7]. Las
propiedades de cada uno de ellos permitía que, las características mencionadas
de los Modos, se lograran. De esta manera, los sonidos en sí mismos, quedaban
absorbidos en la instancia superadora del contexto modal.
Cada grupo de sonidos,
en el canto gregoriano, poseía características propias, determinadas
dialécticamente por su posición en el discurso musical. No se concebían los
sonidos como “notas” con “valores rítmicos” –diferenciaciones propias del
sistema tonal- sino que, la música, se comprendía desde gestos sonoros, formados por varios sonidos que conformaban un solo
evento. Cada gesto variaba según el contexto unificador del sistema. Variaba en
la cantidad de eventos de cuartos de tono, en la duración global del mismo y de
cada uno de sus componentes, en su dinámica interna, en su textura, en su
carácter, en su brillo, en su vibrato, etc. Cada gesto sonoro se representaría
a partir del siglo IX con un dibujo acorde al que se producía vocalmente. Este
tipo de escritura pasaría a la historia con el nombre de escritura neumática.
Diversas fueron sus variantes, dependiendo de su lugar de origen: Loan, Saint
Gall, etc. En estos signos se perdían, como sucede con toda escritura gran
cantidad de características en pos de la preservación de algunos rasgos. Estos
trazos irían delineando una forma de escritura que ya comenzaría a dejar afuera
algunas de las propiedades del sonido que más lo enriquecían. De este modo, al
no quedar selladas en el papel, resultaría más difícil aún tomar conciencia de
ellas, ya que continuarían transmitiéndose en forma oral hasta nuestros días y
a lo largo de toda la sucesión de los subsiguientes sistemas musicales.
El sistema Tonal. Este sistema
comenzaría a desarrollarse a principios del siglo XVII durante el Período
Barroco y se consolidaría durante el Período Clásico. En el sistema tonal un
sonido - si lo descontextualizamos por un momento- , era tomado como la suma de
su altura y su duración, pudiendo identificarlo desde cualquiera de estos parámetros. Actualmente, se le ha otorgado otra
propiedad a estos sonidos de las obras tonales que continúan interpretándose hoy
en día, que es la de una dinámica interna, pero la concientización de esta noción es propia de mediados del siglo XX.
Nociones como ésta fueron siempre parte de la interpretación musical de los
sonidos, aunque de manera inconsciente. La diferencia radica en que, al concientizarla,
se puede hablar de ella, manipularla de acuerdo a las necesidades y gusto de
los intérpretes, en síntesis, trabajarla desde un ángulo más enriquecido.
Como mencioné anteriormente, la escritura neumática del canto gregoriano
que no estableció como base de su sistema
la altura y duración de los sonidos sino que se situó en otras
propiedades de los mismos - como los cuartos de tono, “la marcha, el perfil dinámico, el
timbre armónico”[8]
entre otras - incluía propiedades que recién en el siglo XX, con las
investigaciones de Pierre Schaeffer, serían concientizadas. El
sistema tonal, cuyo comienzo se imbrica con el final de la modalidad, se
contituyó sobre la base de la altura y duración de los sonidos, razón por la cual las demás propiedades
fueron recortadas y dejadas de lado como “no musicales”[9].
Este sistema ubicó a todos los sonidos en un
mismo nivel constituído por estos dos parámetros: altura y duración.
"Que los sonidos sean “iguales” debe entenderse como sonidos
que comparten un mismo género, que comparten un mismo carácter. Y que las
otras variables han quedado suprimidas, conservadas y superadas (Aufgehoben) en
el contexto de un sistema."(Eiriz;2010).
Las demás propiedades
resultarán, en este momento, irrelevantes al momento de “pensar” la música[10]:
"Toda
música implica un género de objetos musicales, esto es, objetos
que comparten características comunes y en virtud de ello, hacen posible la
emergencia de cierto valor.
La música de la
tradición occidental se ha constituido confrontando objetos cuyo carácter
fundamental es su alto grado de tonicidad. Esto ha posibilitado la percepción
de las diferencias de altura y en consecuencia la construcción de un
determinado tipo de sistema de referencia. Si esto es así, el acto de reconocer
una determinada “altura” significa haber “mandado al fondo” todas las otras
posibles cualidades de la materia sonora.
De este modo una cualidad en particular se
ha constituido en rasgo distintivo (o “trazo”), pese a que las otras cualidades materiales siguen
existiendo y son su soporte.” (Eiriz;2010)
Y, la escritura, se volvería aún más acotada que la que se utilizada para
el Sistema Modal, ya que se reduciría a puntos en un espacio delimitado por
cinco líneas y sus adicionales. De esta manera, terminarían por ser confinadas en el olvido todo el resto de posibilidades sonoras.
El Atonalismo. En el siglo XX, comenzará una exploración
sonora que romperá con los cánones que se venían conservando desde hacía
siglos. Ya con el atonalismo comienzarán a verse los primeros intentos de ir
más allá no sólo del sistema de relaciones
de alturas y duraciones sino, principalmente, de la materia tímbrica, a través
de una búsqueda de sonoridades nuevas tanto instrumentales como vocales. Se irán
agregando a la lista, recursos que habían quedado fuera de la categoría de la
instrumentación, ahora rescatados y revalorizados, además de comenzar a otorgarle a los sonidos propiedades nuevas a las ya establecidas por
el sistema tonal. Aparecerán los criterios de Masa,
Timbre Armónico, Grano, Marcha, perfil dinámico, mantenimiento y factura del
sonido, entre otros.[11]
“El programa de investigación acerca
del objeto sonoro, llevado a cabo por Pierre Schaeffer, puede ser entendido
como un intento de construir un aparato de categorías destinado a clasificar y describir la totalidad de los
sonidos. Para ello fue necesario, en principio, la consecución de tres objetivos:
el primero referido a la necesidad de identificación
de las unidades sonoras fundamentales; el segundo, a la clasificación de esas unidades en
tipos; y el tercero, a una permanente búsqueda de criterios, cada vez mas
sutiles, de descripción.” (Eiriz: 2011:41).
El grado de detalle en la
descripción de los sonidos permitirá, de este modo, concientizar gran cantidad
de propiedades sonoras, repercutiendo en el aumento de sutileza en el momento
de su producción.
El gran paso adelante de
esta búsqueda es la aparición de la noción de sonido, es decir, de un
objeto con entidad propia. El sonido, es
separado de los sistemas musicales para
formar parte de un nuevo contexto. Esta noción de “sonido”, sólo será posible al
escucharlo de manera nueva, reducida, es decir, hacia sus propiedades internas
exclusivamente. Así surgirán a nuestra
escucha propiedades que deberán ser bautizadas como nuevas, por no haber sido
concientizadas con anterioridad. Se desarrollará una extensa lista de denominaciones
para estas nuevas nociones, lista necesaria porque sin palabras para explicar
no hay posibilidad de comprender.
El detallismo podrá
observarse ahora también en la escritura. La complejidad de las partituras de
las obras contemporáneas a veces será tan novedosa como apabullante. Los
compositores confluyeron en la invención de infinidad de signos y métodos para
poder escribir sus obras. Encontramos innumerables ejemplos en las obras de
Luciano Berio, Georgy Kurtak, Earl Brown, Krzyztof Penderecki, entre tantos. Tal
será la diversidad de estilos que deberán adjuntarse, a cada partitura, un
glosario explicativo de cada signo, de cada indicación.
Un
dato interesante es el hecho que, en el comienzo de los tiempos occidentales,
los sonidos respondían a una gran
variedad de propiedades, de forma similar a la de la música del siglo XX en
adelante. Podría decirse que el comienzo y el final de estos dos momentos
musicales se tocan, en lo que respecta a la posesión –en un caso inconsciente y, en el
otro, independizada- de una gran variedad de propiedades sonoras.
En lo que respecta a nuestros días, el espectro de música de nuestra
contemporaneidad abarca una gran cantidad de géneros tanto académicos como
populares. Pero, para llegar a este punto hubo que haber concientizado toda
esta gran cantidad de nociones sonoras y musicales que luego pudieron ser manipuladas con la
libertad que se ofrece implícita en la toma de conciencia de una situación
determinada.
2. La decodificación
Si codificar significa reglamentar y/o sistematizar, el término “de-codificar “se aplicaría no sólo al análisis de ese código sino todo lo que
contribuyó a constituirlo.
Yendo hacia atrás en el tiempo,
encontraremos que, desde el Renacimiento y hasta finales del siglo XIX, las
propiedades que se le atribuían a los sonidos eran muy pocas, como ya se
estableció, no porque no tuvieran más, sino porque un gran resto había quedaba fuera del sistema. Propiedades como
la complejidad del sonido –vulgarmente denominada ruido- eran consideradas como
“no musicales” y, por lo tanto, sin cabida en el sistema de la tonicidad.
Pero, para llegar al
punto de identificación e independencia sonora que se menciona en el punto anterior,
hubo que haber decodificado todo un sistema de sistemas. Redescubrir aquello
que había quedado reprimido o “en el fondo” –como figura en la cita del texto
del Lic. C. Eiriz-, o sea, todas las otras cualidades que hacen a la materia sonora y no sólo su altura tónica. Recuperar, entonces,
todas estas propiedades que habían sido relegadas pero que seguían
existiendo y formando parte del sonido y
siendo su soporte, aunque no se tuviera conciencia de ello.[12]
Una
forma de decodificar ese camino puede verse en el modo en que el ser humano
aprende a hablar. Aproximadamente a los cinco meses de edad, un bebé de nuestra
cultura occidental, produce sonidos con su voz que tienden a ser consonánticos,
razón por la cual se pueden percibir, mayormente, células rítmicas, ya que los
sonidos son entrecortados y breves. Poco tiempo después, los sonidos se vuelven
tonadas que, fácilmente podrían escribirse con las grafías analógicas del
Método de enseñanza musical de Martenot. Estos sonidos son vocálicos y ascienden
y descienden en glisandos. Utilizan las vocales “a” y “e”, en general, por su
facilidad de pronunciación ya que son las más abiertas. En estos momentos, es
decir, alrededor de los siete meses, se perciben intentos de unión entre
consonantes como la “m” y la “p” –las más requeridas por nuestra cultura- con
las vocales antes mencionadas.
Existe,
en este sentido, una exploración, por supuesto inconsciente, de los sonidos
vocales que, poco a poco, llevarán al niño a pronunciar sus primeras palabras.
Pero, para ello deberá dejar de realizar estos juegos sonoros y recortar su
producción vocal a la requerida por la sociedad. Una vez pasada esta etapa,
este individuo se recordará para siempre hablando perfectamente su lengua
materna. Todos los años de exploración sonora previos a la aparición del
lenguaje serán superados, suprimidos y conservados en pos de adaptarse a un
sistema. Una gran cantidad de sonidos vocales serán olvidados y nunca más
pronunciados ya que no le serán necesarios.
Con
los sonidos musicales ocurrió algo semejante. Pero, así como para construir el
sistema tonal se dejaron de lado gran cantidad de características sonoras, para
volver a recuperar todo aquello que había sido reprimido, fue fundamental poner de telón de fondo las nociones musicales ya
conocidas.
Todas
las propiedades del sonido –excepto la altura y la duración-, que habían sido
relegadas durante siglos, en los primitivos comienzos, el ser humano las
producía, sin tener conciencia de lo que estaba haciendo. La prueba fehaciente
es el canto gregoriano del siglo IV al siglo XIII[13].
Para darse cuenta de la existencia de todo ese acervo sonoro, se necesitó
llegar a mediados del siglo XX.[14]
Pero fue, en este aspecto, fundamental el aporte de la tecnología, sin la cual
estos re-descubrimientos no hubieran sido posibles.
3.La influencia de la
tecnología
La invención del fonógrafo por Edison en
1877 y del gramófono por Berliner once años después, serían factores
fundamentales que conducirían a la concepción del sonido en sí mismo. Las grabaciones que se realizarían, permitirían
escucharlos separados de sus fuentes de origen.[15]
Ahora podría escucharse una cantidad de veces al infinito, una obra que había
sido interpretada sólo una vez. [16]
Durante la época barroca, cuando la música era utilizada para provocar efectos
terapéuticos en pacientes con determinados padecimientos –depresión, angustia,
melancolía- se acostumbraba alojar a los
músicos de una orquesta de cámara en un salón contiguo al del enfermo. Este no
podía verlos, sólo escucharlos. ¿Podría ser este un antecesor de la grabación ya que ambos son fenómenos acusmáticos?
La voz de un cantante, el sonido del violín de un violinista quedaban
grabados y separados del cuerpo de los intérpretes o de los instrumentos
utilizados.
“El ejecutante,
ya haya sido primitivo o moderno, estuvo siempre identificado con su
instrumento, que es una prolongación de su cuerpo y transforma en sonido sus
impulsos psicomotores y los libera.”(Alvin;1984: 28).
Pero el sonido ya no provendrá de un
individuo sino de un aparato tecnológico. La huella dejada por ese sonido –no
casualmente, en inglés, llamada “track”- es la que le dará entidad. Más
adelante, con el advenimiento de la música concreta, a partir de 1948[17],
los sonidos serán manipulados luego de ser grabados. Serán sacados de su
contexto y llevados a uno totalmente nuevo: el sonido por el sonido en sí
mismo, separado de su fuente, medios y modos de ejecución, de los materiales
con que se produjeron y reducido a un objeto de estudio con características
propias. De este modo, ya no podremos reconocer e identificar la voz de un
cantante o una persona en particular, ya no podremos identificar a la persona
utilizando como sinónimo de su identidad, su voz. ¿Quién será la mujer que dice
las tres palabras en looping en el “Etude Patètique” de Pierre Schaeffer? ¿Y
qué dice exactamente? Este, podría ser, entonces, el último escalón de
concientización de un sonido separado de su fuente y el sistema musical
vigente.
A partir de ahora habrá que ir descubriendo este nuevo mundo de
posibilidades: la voz separada de su “soporte fonético”, diferenciada del
sujeto como homónimo de su identidad;
los sonidos de los demás instrumentos
musicales, separados de ellos, olvidada la fuente productora, cobrando entidad
como “objetos sonoros”[18]
en sí mismos, que, para no confundir nuevamente con fuentes sonoras podrían ser
denominados “objetos auditivos”. El sonido finalmente aislado de un contexto
musical pasando a constituir la semilla de uno nuevo.
Además, debemos recordar el caso de las audiciones de música eletroacústica o experimental, donde
no se utilizan músicos en el escenario sino sólo parlantes para escuchar las
obras que ya están totalmente producidas. A veces, podremos encontrar a algún
compositor operando una computadora o consola de sonido detrás del público
presente en el concierto. Esta nueva modalidad de escucha, sin ayuda de
elementos visuales vuelve más compleja la escucha, aunque resulte paradójico.
Estamos en la búsqueda de una toma de conciencia del sonido en sí mismo,
separada de todo otro objeto que no sea sonoro. Pero, en este punto, tal vez,
falte completar de concientizar la noción de escucha.
De todos modos, el advenimiento de las grabaciones permitió sistematizar un
camino de decodificación sonora que nos llevaría al redescubrimiento de más
propiedades sonoras y la posibilidad de tomar conciencia de ellas. Desde las
investigaciones de Pierre Schaeffer hasta la utilización de modernos programas
de edición de audio se desplegó una gama de investigaciones sonoras que aún no
se agota.
4.La expansión
culturo-musical
El haber desarrollado el concepto de “sonido” separado del contexto
musical, permitirá que éste vuelva a la música desde un pensamiento y “oído”
renovados.
La música, al ser analizada desde su simiente, permitirá un viaje de
regreso hacia las grandes formas y géneros desde un foco nuevo, que actualizará
y expandirá conceptos musicales que parecían haber cristalizado en un momento
de su travesía histórica.
La música, o mejor expresado, la “sonoridad”, alcanzará ahora horizontes inimaginados
poco tiempo atrás. Se producirá una
búsqueda tímbrica que expandirá toda frontera y que, aún hoy, no tiene
horizonte. Desde los ordenadores que modifican los sonidos previamente grabados
hasta la creación de sonidos sintetizados vía M.I.D.I., las numerosas investigaciones en lo que respecta a
diferentes disciplinas sonoras y musicales hasta la creación de innumerables
variantes de géneros, estilos y métodos en materia compositiva[19].
Los mismos programas de edición de audio permitirán crear, actualmente,
sonidos que, en muchos casos, nos sería imposible imaginar previamente. La
música, sin la participación de la tecnología, ya no podrá ser concebida.
Cualquier compositor, hoy en día, utiliza programas de edición de audio tales como
el Audition, Cubase, Nuendo, Reason, Pure Data, entre otros tantos, cualquiera
sea el tipo de música que realice.
Esta búsqueda no dejará afuera a los instrumentos convencionales y no
convencionales. Se explorarán nuevos modos y medios de accionar las fuentes
sonoras conocidas, se agregarán nuevas fuentes –incluyendo todo tipo de objetos
de uso cotidiano, ahora enmarcados en este nuevo contexto como “materiales
sonoros”-, siempre en la búsqueda de nuevas expresiones sonoras.[20]
Surgirán así, diversidad de músicas, géneros, estilos, maneras de
producirlos, que convivirán unos con
otros en un mismo tiempo y lugar. La concientización de tantas nociones sonoras
y, luego, musicales permite que, hoy en día, aquí en Argentina sólamente, podamos
encontrar expresiones tales como el raeggeton, pop, hip hop hermanadas con la cumbia,
la salsa, las músicas “orientales” ( árabes, hebreas, indúes, etc.), que a su
vez, conviven con géneros ya consagrados como el tango, el folklore nacional y,
por supuesto, la música académica, en sus versiones “clásica”[21],
contemporánea y experimental. No olvidemos, incluso, las versiones con cambios
de género de una obra: todos conocemos la pieza en bolero del tango “Nostalgias; los temas de
Sandro en ritmo de salsa; obras de Mozart y de Vivaldi con un fondo de batería
o patrón tecno, etc. Y, todos estos géneros extraídos, además, de otros tiempos
y otras culturas o generados a través de fusiones entre ellas, intercambio que
existió desde siempre.
5.El intercambio
musical
Continuando con nuestro viaje de retorno desde un sonido hasta las grandes
manifestaciones musicales, no podemos dejar de recordar que, tanto el tango
como el folklore surgieron como expresiones populares y llegaron, con el paso
del tiempo, a la categoría de “géneros clásicos” donde se encuentra la música
académica. Si vamos más atrás en el
tiempo, al siglo XIX por ejemplo, descubriremos que las sinfonías, los
conciertos que hoy también se denominan música erudita eran las expresiones
musicales populares de la época[22].
La subdivisión entre música popular y música erudita hoy en día es muy
discutida. Basta con dejar que el tiempo siga su curso para que obras tan
populares como las canciones de Los Beatles, sean consideradas, en la
actualidad, clásicos a estudiar por los académicos más renombrados. Se trata de
las músicas pasando de una categoría a otra sin otro mediador que el tiempo.
Pero los intercambios culturales
también fueron siempre más allá de todo género. Los villancicos que nacieron en
España llegaron a toda Europa occidental; los madrigales que nacieron en Italia-
al igual que el concerto grosso-, hicieron el mismo recorrido, enriqueciéndose
en cada región con maneras propias. Los motetes, misas y cantatas se originaron
en los cantos gregorianos interpretados desde el año 300 al 1300 y fueron
modificándose en su recorrido de tiempo y espacio.
Volviendo más acá en la escala temporal, el reinado de la forma sonata
–infaltable en algún movimiento de cualquier sinfonía- se originó en Alemania,
con Emanuel Bach, quien a su vez, se inspiró en formas anteriores a ésta.[23]
Así mismo, encontraremos dos clases de música conviviendo: la música sacra
y la música popular. Entre los siglos IV y XVI, los villancicos, villanelas, madrigales,
e infinidad de especies convivían con motetes, misas y cantatas. Este hecho no
llama la atención cuando descubrimos que ambas clases de música eran compuestas
por los mismos músicos. Para mencionar a algunos de ellos nombraremos a Orlando
de Lassus y Claudio Monteverdi, expertos compositores, cualquiera fuera el
género musical que abordaran.
Si ahondamos en este sentido, encontraremos que esta subdivisión entre
música sacralizada y no sacralizada es
relativa. Para un individuo, la música que predica tiene muchos componentes que
la acercan a las prácticas de un culto religioso: de sus intérpretes, del género,
del grupo social del que es manifestación. Un intérprete, incluso, al momento
de una audición se siente parte de un rito que no dista mucho de ser
considerado místico. No hace falta que idolatre a un dios en el cielo, es ícono
de idolatría en sí misma y hacia sus componentes.
“Cuando
el hombre creó la música suponía todavía, que tenía origen sobrenatural y que
no era su obra…en todas las civilizaciones conocidas, la música ha sido tenida
por producto de origen divino. En todas partes fue considerada no como una
creación del hombre sino como la obra de un ser sobrenatural. No hay nada
similar en la historia del arte o el dibujo. Naturalmente, el hombre ha dado a
la música los poderes que atribuía a los dioses.”(…)”el empleo de cantos
mágicos es uno de los hechos más antiguos en la historia del hombre y tiene una
importancia única en la historia de la civilización.”(Alvin;1984:19)
Si observamos a la multitud en un concierto de rock o
de pop, no hay mayor manifestación de una ceremonia que ésta. La emoción como
motor de toda actividad humana, nos puede llevar a sacralizar cualquier tipo de eventos. Y,
además, si recordamos el significado etimológico de la palabra religión es
“religarse”, es decir volver a unirse. Impera una necesidad de conectarnos, de
comunicarnos tácitamente. Cuanta magia sigue entretejiéndose en la trama
musical, cuántos siglos de misticismo que, todavía hoy no desaparecen y que,
aún en la actualidad, y después de desgranar hasta la última semilla sonora nos
sumergen en ese estético mar de lo intangible:
“No se sabe de dónde la música se hace, se
nutre y crece, hueco inmenso que se llena
de una materia móvil; ningún
indicio explica cómo ni cuándo
pudo, tanta belleza, haber sido.
Es y se
escapa y vuelve y ya no es la misma. Mi monódico camino le pertenece.” [24]
La música no termina de ser pensada sacramente. La música sigue siendo
objeto de culto y rito. El ser humano necesitó otorgarle desde
el principio de los tiempos, a veces, propiedades mágicas, otras, propiedades
místicas. Por siglos permaneció en el perfil
inconsciente de nuestra humanidad, hasta que estuvimos preparados para
escucharla despojada de todo objeto intermediario que la explique, que la
excuse o que la esconda.
“La música y todas las artes habían llegado a
ser proyecciones de las experiencias emocionales del hombre, y medio de
comunicación entre un hombre y otro...” (Alvin;1984:64)
Para dejar de ser un medio y volverse un fin en sí misma el ser humano tuvo
que tomar conciencia de ella separada de los cultos religiosos. Más adelante,
esta historia se repetirá, como hemos observado, entre la música y el sonido.
Religamos, entonces, desde otro plano, la música de nuestros días con sus
orígenes primitivos y mágicos. Este circuito, esta recurrencia aparecerá, cada vez,
enriquecida, renovada, del mismo modo en que el re-descubrimiento del sonido
nos devolvió una nueva-vieja
musicalidad.
Conclusión
Nuestra contemporaneidad nos provee de tantas manifestaciones musicales como
las mencionadas en este escrito y muchas más. En dos emisoras de radio
diferentes podremos encontrar que, al mismo tiempo, se están escuchando una
sinfonía de Mozart y un tema de pop latino. Incluso, podremos observar los
intercambios culturales dentro de las mismas obras: canto gregoriano en un raeggeton,
marcha tecno pulsando un concerto grosso, etc.
Según el dicho “lo que abunda no daña” y, lo que abunda en materia
artística, si es realizado con un mínimo componente estético, de autenticidad
personal o comunal, puede ser un aporte muy enriquecedor.
Por haber llegado a concientizar tantos aspectos que hacen al sonido y volvieron
a la música es que existen tanta diversidad de corrientes musicales, además de
las ramificaciones cada vez mayores de las disciplinas especializadas que giran
en torno de lo musical: como la didáctica de la música, la psicopedagogía de la
música; la musicología y etnomusicología; la investigación sonora y musical y
disciplinas que utilizan la música como recurso, como la Musicoterapia o que la
procesan, como las Técnicas sonoras.
Si todo este mundo musical es posible se debe a la enorme conciencia que se
ha logrado de los componentes sonoro-musicales. De otro modo, no se los podría
manipular con tan exitosos resultados.
Referencias
bibliográficas
- Alvin, Juliette (1984). “Musicoterapia”. Barcelona: Paidós,
colección Paidós Educador.
-Delalande, François (1995). “La música es un juego de niños”. Buenos Aires: Ricordi.
- Eiriz, Claudio (2010). Título de la ponencia:”
Los cuatro conceptos fundamentales de Tratado de los objetos musicales de
Pierre Schaeffer”. Trabajo presentado en el marco del
"Coloquio Pierre Schaeffer" realizado el 10 de septiembre, en
el Laboratorio de investigación y Producción Musical. Centro Cultural Recoleta. Buenos Aires.
No publicado.
-Eiriz, Claudio (2011) . “Una guía
comentada acerca de la tipología y la morfología de Pierre Schaeffer”, Cuadernos
del Centro de Estudios de Diseño y Comunicación. Está indicado: Volumen
39, pag 39 a 56. Disponible en http://fido.palermo.edu/servicios_dyc/publicacionesdc/vista/detalle_articulo.php?id_libro=346&id_articulo=7822
-Gadamer, Hans-Georg (2003). “La actualidad de lo bello”. Buenos Aires: Paidós.
-Grout, Donald Jay y Claude Palisca, (1996). “Historia
de la música occidental”.Madrid: Alianza.
-Hargreaves, David (1986) . “Música y desarrollo psicológico”, traducción del inglés Ana Lucía
Frega. Barcelona: Graó
1998.Título original “The developmental
psychology of music”, Cambridge University Press,
-Suarey Urtubey, Pola (1994). “Breve historia de la música”. Buenos
Aires: Claridad.
-Schaeffer,Pierre (1996). “Tratado de los objetos musicales”,
versión reducida al español. Madrid: Alianza.
-
Willems,Edgar (1976) .“La preparación
musical de los niños pequeños. Buenos Aires: Eudeba, 4ta edición.
-Zadoff, Néstor (2007).”Análisis de obras corales renacentistas”.
Buenos Aires: Editorial GCC serie escritos corales.
[1]
Recordemos que el canto gregoriano no se
escribía en pentagramas ni tetragramas - éstos últimos inventados junto con la
notación cuadrada en pleno siglo XIX-, sino que, al comenzar a escribirse, se
valía de jeroglíficos derivados de los gestos manuales realizados por los
directores de las scholas, pero no se fijaban una altura ni una duración
específicas en esta forma de escritura.
[2] Este tema se puede observar
claramente en cómo producen música niños de no más de 6 años de edad. Ellos no
pueden separar el parámetro intensidad del parámetro duración, por no poder deslindarse del gesto
que los realiza. Para que un sonido se escuche suave, lo interpretarán también,
lentamente. Para que un sonido se escuche fuerte lo producirán rápido. No hay
una concientización de estos parámetros por separado, para los niños de estas
edades se trata de uno sólo. Ver “La música es un juego de niños” de François
Delalande.
[3]
“Si
debe suonare tutto questo pezzo delicatissimamente e senza sordino”,”adagio
sostenuto”, el
pulso de negra a 60 por minuto y “sempre pp”.
[5]
En la actualidad la Música
contemporánea está compuesta por expresiones como la música académica, la
música electroacústica, la música para medios mixtos y la música experimental,
además de que permanecen vigentes los sistemas mencionados. No se puede hablar
entonces de un Sistema Contemporáneo ya que la diversidad de corrientes es muy
amplia.
[6]
Cada modo le era otorgado,
en general, a un subgénero musical. Por ejemplo, el modo lidio se utilizaba para los Graduales; el modo dórico para
musicalizar salmos relacionados a la muerte. En el Renacimiento se tomará algo
de esta forma de componer: modos mayores para los textos “alegres” y modos
menores para los textos “tristes”. En el Barroco surgirá la Teoría de los afectos, que clasificará
cada modo término a término con cada estado de ánimo. Esta forma de pensar la
música llegará, en mucha menor medida, al Romanticismo, donde, por ejemplo, los
Requiem todavía se componían en re menor que, siguiendo la ruta de la teoría de
los afectos mencionada se trataba de una tonalidad de los asuntos de la Iglesia y
tranquilidad del alma, según Mattheson.
[7]
No se puede hablar de un
sólo tono sino de conjuntos de sonidos o neumas ya que, la idea de una sola altura
tonal separada del resto de las alturas será propia del sistema subsiguiente.
[8]
Ver
Eiriz, Claudio (2010). Título de la ponencia:”
Los cuatro conceptos fundamentales de Tratado de los objetos musicales de
Pierre Schaeffer”. Trabajo presentado en el marco del
"Coloquio Pierre Schaeffer" realizado el 10 de septiembre, en
el Laboratorio de investigación y Producción Musical. Centro Cultural Recoleta. Buenos Aires.
No publicado.
[9]
Estas propiedades seguirían
existiendo pero sin que el ser humano tomara, todavía, conciencia de ellas.
[10] Como ya se ha explicado, que no
“se las pensara” no significa que no existan.
[11]
Ver Eiriz, Claudio (2011) “Una
guía comentada acerca de la tipología y la morfología de Pierre Schaeffer”,
Cuadernos del Centro de Estudios de Diseño y Comunicación. Está
indicado: Volumen 39, pag 39 a 56.
Disponible en http://fido.palermo.edu/servicios_dyc/publicacionesdc/vista/detalle_articulo.php?id_libro=346&id_articulo=7822,
pag 44.
[12] El “ruido” siempre fue parte de
la música. No puede interpretarse un instrumento sin que aparezcan esas
“imperfecciones” sonoras o materiales no deseados por el sistema tonal.
[13] Lo que se escucha actualmente
como canto gregoriano se produce bajo los códigos del bel canto italiano del siglo XIX. Para tener una idea de cómo
sonaba originalmente hay que tener presente los cantos hebreos y árabes
folklóricos que aún se interpretan.
[14]
Cabe aclarar que, el hecho
de concientizar todas las nociones sonoras y musicales que se mencionan no
conllevan a desarrollar una “definición” de qué es el sonido o qué es la
música. Estos interrogantes seguirán abiertos y siendo motivo de discusión y
modificación según las épocas. Este escrito señala, más bien, todo aquello que
puede hacerse sonoramente y musicalmente a partir de darnos cuenta de la mayor
cantidad de propiedades que encierran los mismos.
[15] El mismo Pierre Schaeffer comenzó
sus investigaciones tras haber escuchado un disco, rayado en una de sus pistas,
con lo cual se centró en ese fragmento sonoro aislándolo del resto.
[16] La música electroacústica
germinará desde esta semilla.
[17] Se toma como referente la
composición de Pierre Schaeffer, “Etude patètique”.
[18] Ver Schaeffer,Pierre (1996) “Tratado
de los objetos musicales”, versión reducida al español. Madrid: Alianza. Se
sugire consultar también el original en francés Schaeffer, P. (1966) “Traité des objets musicaux”, París: Seuil.
[19] Algunos compositores crean un
método para componer una obra que luego no utilizarían nunca más en la
composición de las subsiguientes, para las cuales aplicarán nuevos métodos.
[20] Un ejemplo de ello son las “técnicas extendidas” , utilización de nuevos
o modificados medios y modos de actuar sobre una fuente sonora ( el ejemplo
clásico es el del piano preparado).
[21]
Se enmarca entre comillas
este término ya que denominar “ clásica” a una expresión musical se debe a que
ha pasado varias etapas de aprobación. No debe confundirse con la música del
Período clásico o Clasicismo.
[22] Existían también músicas “del
pueblo” -dejo el término de músicas
populares para aquellas que eran más distribuídas entre los ciudadanos-. Se
trataba de melodías o canciones de época
–algunas de ellas actualmente utilizadas como canciones infantiles- que habían
pasado de generación en generación o que contaban acontecimientos del momento
como “Aserrín, aserrán”, propia de la época de la Revolución francesa.
[23] Y, no olvidemos, además , que,
todas estas manifestaciones musicales se siguen interpretando en la actualidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario