viernes, 3 de julio de 2015

ASPECTOS EMOCIONAL, FÍSICO E INTELECTUAL EN LO MUSICAL



  Por Griselda Labbate

  Abstract

En todas nuestras vivencias intervien tres aspectos: el emocional, el físico y el intelectual. Veamos en qué orden se manifiestan según autores como Maturana, Swanwick, Delalande y Willems.

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  Cuando los superiores evalúan a un docente, una de las variables que miden  es si tuvo en cuenta los aspectos emocional, fisíco e intelectual de sus alumnos a la hora de preparar sus actividades.

Una de las investigaciones de Humberto Maturana nos deja en claro que la raiz de nuestro comportamiento está en el aspecto emocional. Que las manifestaciones corporales o intelectuales son consecuencias de algún tipo de emoción.

  Según Maturana:

 “Decir que la razón caracteriza a lo humano es una  anteojera, y lo es porque nos deja ciegos  frente a la emoción, que queda desvalorizada como algo animal o como algo que niega lo racional.”[1]

 

    Para poder movernos en un determinado “dominio de acción”, primero debe existir una emoción que nos predisponga corporalmente. Esto significa que, determinado estado emocional, será el determinante de cada una de nuestras acciones. A esto llama Maturana dominio de acción.
 
  Esto nos da la premisa de que, antes de que exista una respuesta física, hubo una emoción o estado emocional que le dio origen.

Esta sería, en resumen, la base de la teoría de Maturana: lo emocional primando por sobre lo físico y lo intelectual y determinándolo.

  Cuando se trata de niños menores de seis años, la mayoría de sus primeras respuestas a los estímulos sonoros y musicales serán físicas, algunas de ellas incluso, neurológicas. Sin embargo, lo que en realidad primó fue una respuesta emocional que se tradujo a una acción.

  Si un niño de tres años se asusta al escuchar los primeros compases del primer movimiento de la Quinta Sinfonía de Beethoven, su rostro deformado, su llanto o cualquier otra manifestación física serán producto de dicha emoción.

  A medida que el individuo va incorporando el lenguaje, esas respuestas emocionales que eran solamente encontradas desde la dimensión corporal, se manifestarán también, a través del polo intelectual. Según el mismo autor, el origen del lenguaje – factor detonante para el desarrollo del cerebro[2]-, será también el aspecto emocional.

  Previamente al trabajo en una  clase , el niño ya estará en un determinado dominio de acción, producto de su estado emocional de ese momento. Este dominio le permitirá realizar algunas acciones, tanto físicas como intelectuales y otras quedarán fuera de sus posibilidades. Su racionalidad se funda en premisas básicas distintas que cuando su estado emocional es otro.

  Por ejemplo, un niño que llega a la escuela angustiado, porque un tiempo antes su perro se extravió, se desenvolverá dentro de un dominio de acción distinto al de otro niño que ese día cumple años.

  Por eso es importante saber cómo se siente el grupo de alumnos en general (ese día)y, llegado el caso, cómo se siente cierto alumno en particular, para que nuestro aporte a su desarrollo pueda abarcar los tres aspectos y no sólo los “observables”.

  Tanto el aspecto físico como el intelectual son interpretantes del polo emocional.

  “Lo humano se constituye en el entrelazamiento de lo emocional con lo racional.”[3]

  El aspecto emocional fue el que posibilitó la evolución del ser humano desde la prehistoria. De su comunicación a través de acciones, delimitadas por el estado emocional, pasó a expresarse también en el lenguaje. A través de él logró simbolizar y llegar a reflexionar acerca de su propio pensamiento.



  Relacionaré lo expuesto anteriormente con investigaciones que se realizaron directamente con niños de diferentes edades y la actividad musical. Algunos de los autores son contemporáneos de Maturana, como es el caso de Delalande y Swanwick, otros, como el es el caso de Willems son anteriores. Considero que todas estas posturas terminan siendo superadas por la del biólogo chileno, pero no por ello son desechables al punto de encontrar en ellas  gérmenes de la nueva teoría de Maturana.


  -Keith  Swanwick nos habla de un comienzo sensorial, que incluye respuestas neurológicas a los estímulos en niños de hasta tres años de edad.

  Cuanto más pequeños son los niños, con mayor rapidez recepcionan el estímulo sonoro o musical a través de su sistema neurológico y del cuerpo.

  A este respecto  cito al mencionado autor, cuando nos habla del “Modo sensorial”[4] :

“Bunting utiliza los términos neurológico, acústico y mecánico. El modo neurológico lo define como la “reacción del sistema nervioso con sensaciones de timbre, ritmo y tono y que es bastante independiente del pensamiento analítico.”[5]

  Lo que expresa Swanwick a través de Bunting, es considerado por mí como una etapa sincrética, tanto en el hacer como en el escuchar.  Según mi experiencia, si  expongo a  niños de entre dos y tres años a ritmos muy rápidos (canciones, obras instrumentales, en vivo o grabadas).sonidos  muy fuertes o muy agudos la reacción de ellos será nerviosa. En lo que respecta al timbre, que es el primer aspecto que describe en la cita, no aclara a qué instrumentos se está refiriendo, o si se trata del timbre armónico[6], que podría resumir muy vagamente como brillo u opacidad de los sonidos. Yo tiendo más hacia este concepto de timbre, diferente al de timbre instrumental. En consecuencia, y debido a mis experiencias comentaré que aquellos sonidos muy brillantes, también tienden a exaltar a los niños pequeños, ya que los persiben como una agresión.

  En una ocasión, estando en sala de tres años y teniendo yo muy poca experiencia en jardines de infantes, tuve la idea de hacerles escuchar la grabación de un carnavalito para que trabajaran con el sonido del bombo (al que ellos a esa edad llaman tambor). A los pocos segundos de haber comenzado la obra,uno de los niños comenzó a correr por toda la sala. Parecía estar corriendo “sin pensar” en lo que hacía, sin haberlo meditado antes ni por un instante. Luego de  detener inmediatamente a la música y a él, comprendí que era probable que se tratara de una reacción nerviosa, como cuando el médico golpeaba en un sector determinado de la rodilla y hacía que la pierna se moviera ( práctica que ya está en desuso, sólo la vemos en películas).

  No tenía nada de malo esta reacción, al contrario, para alguien que había adoptado la postura de investigador-docente, me resultó muy interesante. Pero si pude comprender qué estaba pasando, o por lo menos, comenzar a esbozar una idea, fue porque tenía conocimiento de esa teoría, de lo contrario, hubiera terminado pensando, tal vez, que me había equivocado en la elección de la obra, que los niños de tres años no pueden escuchar carnavalitos, y vaya a saber cuántas otras posibilidades más.

  Pero tampoco dejé pasar la situación como si no hubiera ocurrido. Así como reaccionó ese niño aquel día podrían reaccionar otros. ¿Y qué pasaría si la respuesta neurológica fuera otra en otro de los niños? ¿Podría reconocerla?
 
  Pero antes de poder responderme  estos interrogantes, recordé una situación que me había ocurrido años antes en la misma Escuela, pero, obviamente con otro grupo de tres años. Había decidido llevarles algunas maracas para explorar las diferentes posibilidades sonoras y para que, al final de la clase se divirtieran un poco con ellas, ya que eran de “cotillón”. Lo que sucedió fue tremendamente opuesto a lo esperado. En cuanto se densificó el sonido con tres maracas que yo había repartido a dos niños y una para mi, sus caras comenzaron a distorsionarse y una niña comenzó a expresar deseos de llorar. Rápidamente les retiré los materiales, para que no se siguieran angustiando. En ese entonces no tenía idea de lo que había sucedido, ya que no tenía ninguna teoría desde dónde “leerlo”. Una vez conocidos los textos de Swanwick, me dí cuenta de que era posible que se hubiera tratado de otra respuesta neurológica.

  Más adelante conocería la teoría de Maturana y también podría hacer entrar dentro de ésta, lo ocurrido en los dos episodios narrados. Dos manifestaciones físicas que, en realidad, estaban expresando emociones. En el caso del niño corriendo podía ser ansiedad y estar bastante más cercana a un comportamiento neurológico, pero, en el caso de la niña, era mucho más probable que se tratara  de angustia momentánea.

  En conclusión, según Swanwick, el “Modo sensorial” termina a los tres años de edad aproximadamente, por lo que esta niña ya no parecería estar manifestándose desde allí. Si bien este autor no hace referencia al aspecto emocional como el generador de todas nuestras acciones y razonamientos como hace Maturana, hay puntos donde estas teorías se rozan.

  Ya no me resulta difícil anticiparme a las posibles reacciones de los niños ante los sonidos y la música que les acerco. Basta recordar que, a veces, no es una cuestión sólo de la selección del material musical sino de cómo serán presentados los mismos y la actividad en sí y de cómo se sienten ese día antes de empezar la clase.

  Otra manera de trabajar la sensibilidad a los estímulos sonoros desde la teoría de Maturana, es por ejemplo, comentar entre todos qué está pasando si uno de sus compañeros se está tapando los oídos mientras escuchamos música.
Dice Swanwick:

  “El modo acústico, en cambio, hace referencia a la interacción del sonido con el tamaño y perfil de los edificios donde se interpreta la música. Puede afectarnos tanto el “grado de resonancia que se dé al sonido como su significación sintáctica[7]”.” [8]

  En esta cita se recuerda la gran importancia de la relación música- espacio. Así como no es lo mismo realizar un concierto en una catedral que en un teatro; así como no es lo mismo que el teatro esté lleno o   la sala esté casi vacía; así como no es lo mismo interpretar música al aire libre que en un lugar cubierto; así como no es lo mismo que ese lugar cubierto esté preparado acústicamente o nó[9] . Consecuentemente,las reacciones del oyente no serán las mismas al fenómeno que esté escuchando. La resonancia en una catedral es muchísimo mayor que en un teatro. Es por ello que, obras que fueron compuestas para ser interpretadas en determinado lugar pierden una de sus cualidades principales, sino la principal, que es la resonancia, al ser interpretadas en otro ámbito para el cual no fueron pensadas. El impacto sonoro de una obra o simplemente de un sonido, dependerá también del lugar en el que se lo interprete. Esto deberá ser tenido en cuenta también al momento de seleccionar las obras, sonidos, instrumentos y materiales que se utilizarán en el aula. Yo he tenido que trabajar en salas con mucha reberberación y lo que ocurre ene stos ambientes es que llega un punto en el que son tantos los sonidos que quedan resonando que ya no se puede escuchar. Esto me recuerda a un capítulo de la serie El super agente 86 donde el cono del silencio funcionaba mal y las palabras que decían empezaron aser eescritas en la pantalla, es decir que una vez emitidas quedaban sonando unas por encima de otras. Creo que s el ejemplo gráfico de reberveración jamás superado.

  La ubicación dentro de la obra de los parámetros del discurso musical también es comentada en la cita anterios, al mencionar la significación de un sonido dentro de la misma, además de su resonancia en el espacio. Este aspecto debe tenerse en cuenta  ya que, si logré crear  un clima de tranquilidad y suavidad en esa clase con una obra de tempo lento y sonoridad sueve, un “forte súbito”,  podría provocar un impacto no deseado en el grupo, como, por ejemplo, su dispersión.

Pero¿Cómo se pasa de las reacciones puramente nerviosas a las acciones corporales?
 Creo que la respuesta es breve, las acciones físicas son aprendizajes que poco a poco va ralizando el individuo, que se inician cuando el bebé comienza a coordinar su mirada con la rotación de su cabeza[10], por ejemplo, y  se continúan en las acciones de coordinaciones concensuales[11], es decir, aquellas que todos ya reconocemos y realizamos de manera similar dentro de una misma cultura. Las mismas nos son enseñadas por el adulto o el entorno en general y luego esos aprendizajes son olvidados, inmediatizados dialécticamente. Todos sabemos que sacudir la mano hacia los lados es señal de saludo para despedirse, en la mayoría de las culturas occidentales, pero no creo que nos sea fácil recordar cuál fue el día en que aprendimos el significado de ese gesto ni quién nos lo enseñó o dónde estábamos.

 Poco a poco los niños van ingresando a la cultura y aprendiendo a expresarse físicamente[12] y verbalmente. Sus emociones ahora tienen cada vez más canales de manifestación. Para Swanwick el aspecto emocional, se comenzará a manifestar recién en  los  “Modos de expresión personal” (desde los cuatro hasta los seis años aproximadamente), “Modo vernáculo” (desde los 5 hasta los siete u ocho años, aproximadamente), “Modo especulativo” (entre nueve y once años de edad), “Modo idiomático” (entre los trece y catorce años de edad) y “Modo simbólico”, que, según el autor es en el cual se puede hallar una mayor conciencia del poder afectivo de la música (la edad aproximada para este último modo es alrededor de  los quince años). Esta sería una amplificación del modo anterior, en donde los individuos tratan de reproducir la música de modelos admirados. El “Modo sistemático” es el que claramente representará al intelecto en acción[13]. Según el autor, sólo unos pocos individuos llegarán a él (da como ejemplo a Schoënberg), así que sería un paso posterior en la aceptación de las sistemas musicales conocidos . Por lo que puedo notar, este sería un paso posterior en el juego reglado de Piaget. Delalande, si bien menciona una aceptación y manipulación de reglas y procedimientos de un código musical determinado, no menciona la posibilidad de invención de uno nuevo a partir de éstos.

 Pero volviendo al punto que me interesa rescatar, todos estos modos de trabajo con la música en niños desde tres hasta quince años en adelante, no pueden ser realizados si los individuos en cuestión no tienen qué expresar en sus producciones. Aquí considero la teoría de Maturana como subyacente en cada uno de estos casos.
 Considero que las respuestas y reacciones que podemos llegar a tener tienen mucho que ver con el grado de competencia musical que hayamos logrado. Por ejemplo, cuando un adulto lego en materia musical, se maneja a través de la música por lo que ésta le provoca corporalmente, como  cuando todos baten palmas “al compás de la música” (marcando el pulso, en realidad), o mientras escuchan música en la parada de un colectivo y mueven un pié o la cadera., se encuentran expresándose a través del aspecto más primario de recepción de la música. Esto significa que las teorias tanto de Maturana, Swanwick etcétera, son aplicables a estudiantes de música, ya que los legos en materia musical no suelen avanzar de los aspectos emocionales o corporales.


 - Para Willems el aspecto psicológico prima por sobre la perfección del aprendizaje de la música :

… “aparece una educación musical con un doble valor: como actividad en sí misma y como preparación para la vida.”[14]

  Al considerar que la educación musical debe estar dirigida por las corrientes psicológicas, decide adoptar la que considera más apta “la psicología musical analógica”. Ordena así los elementos musicales en una jerarquía : ritmo[15], melodía y armonía. Establece relaciones análogas con hechos cotidianos y números.

  Se trata de la asociación de aspectos que hacen a la naturaleza humana a algunos de los parámetros del discurso musical que él considera germinales[16].

  En su método, entonces, podemos encontrar que hace referencia a una primera etapa  física relacionada al aspecto rítmico de la música. Menciona luego una etapa afectiva, posterior a la anterior, relacionada al componente melódico de la música. La última, es la intelectual, relacionada a la armonía.


  No sólo puede dársele a esta teoría una interpretación desde lo musical, sino también desde los aspectos humanos, ya que es él quien los relacionó.
  
  Por ende, a medida que el individuo es introducido en un sistema musical, va recepcionando la música desde niveles más complejos.
Lo que plantea Willems es que el ritmo está más ligado al aspecto corporal; la melodía al aspecto emocional y , la armonía, al racional.
En el caso de las etapas o capas de percepción que plantea Willems, se puede decir que  el segundo aspecto – el afectivo-, “suprime, supera y conserva”[17] al primero. Con esto quiero decir que, el polo físico permanece dentro de él y se sigue aplicando en el trabajo musical, pero como una instancia superada por aquél. Lo mismo ocurre entre el tercer y el segundo polos: el segundo quedará contenido, suprimido y superado dentro del tercero.  Es por ello que considera primitivo el aspecto físico y, a medida que avanzamos en nuestra cultivación personal, los subsiguientes son, a su parecer, aspectos más evolucionados de la conducta humana. Incluso habla de primitivismo y compara a los niños – es decir, individuos que todavía no conocen la lectoescritura-, con “salvajes”[18]. Es por estas razones que este autor fue algo criticado. Yo intenté comprenderlo desde otro lugar y nó desde una postura “segregacionista”, ya que Piaget, hace un razonamiento similar, al estudiar a los infantes para poder hacer deducciones acerca de cómo el hombre pudo haber comenzado a desarrollar su inteligencia antes de que existieran los documentos escritos.

  La conclusión a la que llega Willems es que,  la vida física es necesaria para que sea posible la vida afectiva y que, la vida mental, recoge  tanto los estados de ánimo como los físicos.

  Depende cómo se interprete la  visión de este pedagogo musical, podría emparentarse con la de Maturana. Si consideramos que al hablar de vida física se refiere a la existencia de un cuerpo, considero que debe figurar en primer lugar. Pero la mente es parte de ese cuerpo, por lo que se estaría contradiciendo al colocarla luego de la vida afectiva del ser humano. Tal vez intentó separar “conocimientos adquiridos” en el concepto de  “mente”. De este modo podría enmarcarse dentro de la teoría de Maturana.

Por último,tenemos también los comentarios de François Delalande, investigador y discípulo de Pierre Schaeffer, al respecto de la recepción de la música:

“…la música que se les hace escuchar los incita muy espontáneamente al movimiento.[19]

  Claramente está haciendo alusión al aspecto físico, como respuesta primaria al estímulo musical.

  Dicha cita queda reforzada con esta otra:

   “…el movimiento del cuerpo es una forma de recepción musical.”[20]

  En nivel inicial se sugiere que una de las mejores formas de que los niños “in-corporen” conocimientos es si los vivencian corporalmente.

  Ya me referí a los aspectos que intervenían en una clase, deducidos de las etapas de juego piagetianas que Delalande encuentra en la música. En ellos lo emocional parece aparecer recién cuando al hacer música el individuo ya ha logrado dominar su instrumento y su propia gestualidad para interpretarlo. Pero esto no quiere decir que, mientras se ejercitaba en esa etapa su afectividad no estuviera totalmente comprometida. Delalande dice:

… “Es cierto que el ejercicio de su motricidad  da placer al nño;pero a menudo falla, se exaspera,llora.”[21]

  Este comentario es una respuesta a la pregunta del interlocutor del autor donde le sugiere que comparar los juegos de un niño con los que un pianista debe realizar para dominar su arte, se prestan a dudas, ya que hay un supuesto general del instrumentista que sufre atormentado día a día por ser célebre alguna vez. Esta era la concepción romántica del genio, a lo que Delalande responde:

¡Las escalas que suben solas, a veces, son una fuente profunda de goce![22]

  Es decir que el aspecto emocional sí está en juego desde el inicio. También entonces la teoría de Maturana subyace en esta.


  En un cuadro podremos ver las diferencias y similitudes entre unos pensadores y otros, al referirse a estos tres aspectos que hacen al ser humano en sí:


Bibliografía


Delalande,François,”La música es un juego de niños”, editorial Ricordi, Bs.As., Argentina,1995

“Diseño de Currícula Curricular para la Educación Inicial”, Secretaría de Educación, Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Dirección, 2000

Maturana,Humberto, “Emociones y lenguaje en Educación y Política”, Editorial Hachette, Santiago de Chile, Chile, 1990

Rodriguez Morales, Sandra María, “Corrientes pedagógico-musicales del siglo XX. Análisis y proyección de las mismas en la educación musical escolar”,

Schaeffer,Pierre, “Tratado de los objetos musicales”, versión reducida al español, Editorial  Alianza, Madrid, España, 1998

Serulnikov, Adriana y Suarez, Rorigo, “Piaget para principiantes”, Editorial Era Naciente, Bs.As., Argentina,1999

Swanwick,Keith, “Música, pensamiento y educación”, traducción Manuel Alasagasti, Editorial Morata S.A., Madrid, España, 1991

Willems,Edgar, “La preparación musical de los niños pequeños”, Editorial Editorial Eudeba,4ta edición,Bs.As.,Argentina,1976




















[1] Maturana,Humberto, 1990,p. 14.
[2] En este punto podemos entrelazar las investigaciones de Jean Piaget con las de Humberto Maturana. Ambos consideran que es el lenguaje el que permite al hombre seguir evolucionando.
[3] Maturana,Humberto, 1990,p. 17.
[4] Ver Swanwick,Keith, 1991.

[5] Swanwick,Keith,  1991, p 72.
[6] Ver Schaeffer,Pierre, “Tratado de los objetos musicales”, versión reducida al español, Editorial  Alianza, Madrid, España, 1998.
[7] El significado que le damos al discurso musical, dependerá siempre de la relación y el lugar que ocupen dentro de la obra ese fragmento o sonido, qué se escuchó antes y qué se escuchará después. La música es “retroactivo, retrospectivo, recursivo”(Comunicación personal con el Licenciado y Compositor Claudio Eiriz) en lo que a su semántica se refiere.
[8] Swanwick,Keith, 1991, p 72.
[9] Salas que no son tales, sino que anteriormente eran pasillos y, colocando unos paneles se armó un nuevo “espacio de trabajo”, los actuales “zoom” donde la reververancia es ensordecedora si se permanece mas de media hora con el grupo de alumnos.
[10] Serulnikov, Adriana y Suarez, Rorigo, 1999,p 133 (estadio sensorio motriz, de la organización de las percepciones costumbres). 
[11] Maturana,Humberto,1990,p 18.
[12] Es lo que intentó realizar Jacques Dalcroze con su método al observar ejemplos  la  mala coordinación que tenían algunos de  sus alumnos si se les pedía que se movieran al compás de determinada música. También observó respuestas neurológicas, involuntarias de ciertas partes del cuerpo (cabeza,pies,manos). ( Ver www.ritmica.blogspot.com/ , de la Asociación J. Dalcroze en Argentina) Este punto  se pueden relacionar con las investigaciones de Swanwick.
[13] Para obtener una información más detallada de este tema ver Swanwick,Keith, “Música, pensamiento y educación”, traducción Manuel Alasagasti, Editorial Morata S.A., Madrid, España, 1991.
[14] Rodriguez Morales, Sandra María, “Corrientes pedagógico-musicales del siglo XX. Análisis y proyección de las mismas en la educación musical escolar”,
[15] No confundir valores rítmicos, que es a lo que se refiere Willems con percusión.
[16] Su concepción de la música es muy occidental y algo obsoleta. En oriente no se pueden separar ritmo de timbre, por dar un ejemplo. Lo mismo ocurre con la melodía, es algo más que la suma de sonidos tónicos y valores rítmicos. Y, por supuesto, la armonía lleva dentro de sí sistemas muy diferentes de organización dependiendo de épocas y culturas, además de estar conformada por otros elementos como la orquestación. Un acorde realizado por una masa coral no es el mismo objeto sonoro que el mismo acorde realizado por tres violines y una flauta o un fagot y dos timbales, etc.
[17] Se trata de la dialéctica hegeliana. Puede encontrarse en alguno de los libros de Juan Samara. Recomiendo “El lado obscuro de la razón”, JVE editores (colección episteme), Bs. As., Argentina, 1998, por ser el más accesible de los trabajos de su autoría, terminológicamente hablando.

[18] Ver Willems,Edgar, 1976.
[19] Delalande,François,1995,pag 39.
[20]Delalande,François,1995,pag 180.
[21] Delalande,François,1995,pag 18.
[22] Ibid.

CÓMO ENSEÑAR A LOS ALUMNOS A ESCUCHAR ACTIVAMNETE LA MÚSICA



                                                                                                 

Por Griselda Labbate

Abstract

Este escrito se desarrolla a través de los ejes de la Tripartición semiológica aplicados a la enseñanza de la música y esta vez inclinados hacia la escucha musical.


Los Ejes de enseñanza en la Educación musical


Continuando con la aplicación de los tres ejes de la tripartición Semiológica musical de Jacques Nattiez y Jean Molino que expliqué en el artículo anterior, voy a centrarme, para comenzar, en discriminar adecuadamente qué contenidos pertenecen a cada eje. Recordemos que el Eje Poiético es para la Educación musical el Eje de la Producción, que el Eje Estésico es para la misma , el Eje de la Audición o Apreciación musical y, el Eje Inmanente , se corresponde con el Eje Conceptual.


  Voy a volver a tomar como ejemplo un Diseño Curricular, como puede ser el caso del Diseño Curricular para la Educación Inicial del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que por su brevedad se presta más fácilmente al análisis.

   Cuando se trata de las actividades de Conceptualización musical, en el Diseño Curricular para la Educación Inicial del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires aparece  un bloque denominado “El sonido y la música” y otro  denominado “La Escucha musical”. El primero de ellos, corresponde al Eje conceptual, ya que en él, encontraremos mencionados todas las cualidades que hacen al sonido y la música. El segundo, claramente se refiere a la Audición Musical.También se la llama Apreciación musical en los diseños de nivel primario de la misma ciudad,en lugar de “escucha musical”. Más adelante me centraré en la explicación de la diferencia entre estos dos aspectos, ambos integrantes del Eje de la Audición musical.

 Si leemos los contenidos generales a trabajar de la sección correspondiente a la Escucha musical del Diseño curricular para la Educación inicial, todos corresponderían al Eje anterior, es decir, al de la Conceptualización. Uno de ellos, además, tendería, hacia lo que será la Apreciación musical:

 “Inicio en la valoración y la apreciación de un repertorio de canciones y obras instrumentales, del patrimonio cultural propio y de otras regiones, países y épocas.[1]

  Incluso podemos encontrar contenidos que pertenecen al Eje de la Producción, erróneamente ubicados en este bloque:

…memorización de un cancionero.”[2]

  En el Diseño Curricular para la Educación primaria del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires también hay confusión entre el Eje Material (de los conceptos y cualidades de la música y el sonido) y el de la Audición musical y Apreciación musical[3]. Cuando utilizamos obras musicales para trabajar con los alumnos, determinado parámetro o cualidad del discurso musical, la obra en cuestión pasa a ser un recurso, y, el contenido, dicho aspecto. Aspectos que pueden incluirse dentro del Eje Material o de Conceptualización[4] son género musical, tempo, carácter, orquestación, criterios formales, estructura. Algunos de ellos serán  trabajados en estas guías.

   Generalmente se confunden los contenidos del Eje Conceptual con las del Eje Audición musical. Si bien, la escucha de una obra debe ser activada desde algún parámetro, de lo contrario el individuo no tendrá de dónde aprehenderla, este eje debe apuntar más hacia el disfrute de la obra, hacia una conexión con la música un poco más subjetiva. Pero, en este Eje, el contenido a trabajar es la obra musical seleccionada y nó, el parámetro musical en sí. Este, ya se trabajó aisladamente en el Eje conceptual y, en el momento de la audición guiada, se transforma en una herramienta de aprehensión de la misma. Para que exista realmente una audición musical,  deberá, de acuerdo a lo expresado anteriormente, darse alguna consigna de escucha, de otro modo los oyentes – sean niños que recién se inician o adultos con pocos conocimientos musicales-, no tendrán de dónde aprehender dicha obra.


  En los Diseños Curriculares antes mencionados, al hablar de Audición musical se vuelve a hacer  mención de los parámetros del discurso musical como contenidos a trabajar. Si bien para trabajarlos se utiliza como recurso la audición musical ya que, de otro modo, sería imposible hacerlo, no es ésta el contenido. El eje sigue siendo la conceptualización. Por lo que es equívoco, como mencioné anteriormente, volver a mencionar discriminaciones auditivas de aspectos inherentes al discurso musical dentro del Eje  de la audición.


  La clase de  audición musical a la cual se refieren en estos diseños, intenta explicarse a través de la  llamada “escucha o audición activa”, cuando, en realidad, se aproxima más a una “audición conceptualizada” o “discriminativa” de algún aspecto del discurso musical que a la audición de la obra en cuestión.
 
  Sólo considero como pertenecientes al Eje de la Audición las actividades donde el contenido a trabajar sea la obra en sí misma y no como recurso para trabajar aspectos de la música en general. Tampoco se trata de trabajar “las diferentes formas de escucha”[5] ya que ese pasaría a ser el contenido y ,la obra , el recurso. Lo que propongo es descubrir de qué modos escuchan los alumnos la  música y reforzar esos mecanismos para que la audición de esa obra sea cada vez más profunda e interesante hasta llegar a “apreciarla”  en todos los aspectos posibles. Si, por dar un ejemplo, el aspecto más sobresaliente de la obra es la persistencia de una flauta durante casi todo el transcurso de la misma, ese podría ser el punto de enlace entre el alumno y la pieza musical, sin llevarlo a conceptualizar acerca de  orquestación, o de organología, entre otras disciplinas musicales. Por supuesto que están aplicando conceptos para aprehender dicha obra, pero los mismos están “superados, suprimidos y conservados[6] dentro de lo que ahora es el Eje Estésico o de audición musical. Esto significa que los alumnos, para ese entonces, ya tienen que saber qué es el tempo musical, sus variantes, qué son las dinámicas musicales y sus variantes, cuáles son  los tipos de carácter musicales, los criterios y funciones formales, los criterios texturales, y los métodos para descubrirlos, ya que, dentro de la conceptualización, deben incluirse como aspectos a enseñar los procedimientos a aplicar para trabajar cada parámetro. Esto significaría entonces que , para abordar la Audición musical, previamente debe haberse trabajado el Eje Conceptualización, para que los conocimientos y procedimientos se vuelvan inmediatos[7], para que puedan operar con ellos. Incluso en niveles iniciales.

  El origen del problema de la agrupación de los contenidos es contextual. Es por este motivo que debemos saber claramente qué contenido estamos trabajando  y, en consecuencia, a qué eje pertenece. Una vez realizado este proceso,  notaremos cuáles son los recursos, cuáles los contenidos de repaso o saberes previos.


   Otro mal entendido, en  esta mezcla de contenidos entre bloques dentro de los diseños curriculares, es la aplicación del término “Apreciación musical” como sinónimo de Audición musical.

  Dicho término aparece recién en el Diseño Curricular para la Educación primaria. En el Diseño para la Educación Inicial, no existe ningún bloque denominado “apreciación musical”. Lo único que podemos encontrar es el contenido mencionado anteriormente que se refiere a  la “valoración y apreciación”.  Esto me hace suponer, entonces, que, la apreciación musical, debe ser un aspecto sólo abordable por  niños mayores de siete años. Ahora me pregunto, ¿cuál sería la diferencia entre ambos aspectos exactamente?
  
   Al decir “apreciación” nos referimos a “poner un precio”, un “valor” al objeto al que nos estamos refiriendo. En términos metodológicos esto sería correcto ya que, por ejemplo, los valores para la variable “intensidad” son, entre otros (y  para generalizar): “fuerte, suave, creciendo, disminuyendo”, que es lo que se enseña tanto en jardín como en primaria. En el  primero, se trata de aproximarlos a estas variables y valores, se pretende  que los conozcan, lleguen a identificarlos (dentro de lo posible) y que jueguen con ellos. En primaria se aspira  a que los utilicen con fines más musicales, para las propuestas del docente y en sus propias creaciones.

   Pero en el diseño de primaria no se aclara que este término, “apreciación”, haya sido tomado de la disciplina de la investigación, por lo tanto, no queda claro que sea así. Si se lo utiliza para reemplazar el término “audición musical”, es una equivocación, ya que, para lograr la audición activa  primero deben conocerse las variables musicales y sus valores. Aparentemente en el mencionado diseño, la audición quedaría dentro de la apreciación. Así debería ser, ya que primero se trabajaría la “aprehensión musical conceptual”[8], es decir, la música a través de sus componentes para poder “aprehenderla”. Esta primera instancia quedará luego superada, suprimida y conservada, como ya expliqué en lo que será una audición musical guiada o activa[9].

  Realizando la planificación para nivel primario utilizando como guía estructural los tres ejes de la tripartición semiológica de Jean Molino y Jean Jacques Nattiez, descubrí que era posible que el término “apreciación” estuviera referido al establecimiento de un tipo de audición guiada de obras, pero que fuera más allá del disfrute y la subjetividad. Ya estaríamos hablando de un cierto grado de competencia artística[10]. Pero es imposible que, un alumno, llegue a ese punto sin haber trabajado aunque sea mínimamente el Eje Material y el de la Audición. De otro modo estaríamos confundiendo “apreciar” con “gustar”.

  Es por ello que, luego de lograda la audición guiada, llegaríamos a este último escalón en lo que respecta a la obra musical: la apreciación de la misma en todas sus dimensiones. Estas serían, además de los parámetros del discurso musical – trabajados en la “aprehensión musical conceptual”-, la estética y la crítica musical. Al hablar de estética musical lo hago en el sentido estricto del término, es decir, lograr apreciar el valor artístico de la obra desde la cosmovisión del mundo que se tenían en la época y lugar donde fue concebida. En lo que respecta a la crítica musical, tendría que poder llegar a incorporar – del mismo modo que se realizó con los parámetros musicales y estéticos-, pautas de medición acerca de la calidad de la interpretación, de la de la obra, del valor artístico de la misma, de su aporte a la sociedad de su época, etc.

  Pero en el Diseño curricular para la Educación primaria y Media –que es donde aparecen todos estos bloques mencionados-, no se los presenta claramente. Aparecen de manera confusa y mezclada, como ya he mencionado, incluso, introduciendo contenidos que pertenecen a la Producción musical. Los intentos por explicar de qué se trata la apreciación musical, por ejemplo, son algo confusos. Una de las frases con las que comienza el Diseño a hablar sobre la apreciación musical es la siguiente:

   …”llegar a la comprensión de conceptos que les permitan cautivarse y encontrar significación al escuchar una obra musical en la cual les resulten accesibles algunos elementos.”[11]

   Con respecto a los “conceptos”, son las variables y valores mencionados como parámetros contenidos en la dimensión conceptual. No hace falta que  “los cautiven”, ya que los alumnos no están obligados a gustar de la música y, al referirse a obras musicales en las cuales “les resulten accesibles algunos elementos”, están repitiendo la misma frase del comienzo, ya que esos elementos son los conceptos que ya  comprendieron.

   La significación de la que tanto se hace mención a la hora de presentar contenidos al alumnado, ellos se la otorgarán siempre desde sus vivencias previas, por eso cuando no existe ninguna conexión entre las obras y sus experiencias anteriores, son las intervenciones del docente las que los conectarán con ellas, como ocurre generalmente con la música académica.

  Creo que en donde se intentaría marcar la diferencia, o por lo menos yo lo haría, es en el hecho de que para apreciar la música se debe tener ya un cierto nivel de competencia artística, como ya mencioné, y eso requiere de conocimientos no sólo musicales, sino además  un mínimo conocimiento de historia, filosofía, sociología, entre otras disciplinas, para saber qué lugar ocupaba la obra musical seleccionada  en su  contexto de surgimiento. Es decir, un agregado de apreciación estética. Y, según este criterio, también existiría, dentro del término “apreciación musical”, una cuota de crítica musical.

  Por eso en nivel inicial no se pretende alcanzar tales fines y sólo se trataría de trabajar desde el Eje Conceptual, que es el que engloba la “Aprehensión musical”, es decir, trabajar la música desde sus componentes. La Audición musical también puede iniciarse a partir de allí y del disfrute de la escucha por la escucha misma.

  Resumiendo, antes de la Apreciación musical se ubica la Audición musical y, para llegar a ésta, debemos colocar un escalón anterior.

   Este escalón inicial, es el de la “aprehensión musical”, es decir, el Eje de la Conceptualización.

   La palabra aprehensión significa “prender, asir, concebir las especies de las cosas sin hacer juicio de ellas” [12]. Su origen se encuentra entre el latín y el alemán: al latín pertenecen los prefijos “ad, a, prae” que significan “delante, entre” y, al alemán, “hendo” (en inglés, “hand”), que significa “mano”.

   Comenzar a aprehender la música, significa poder ir encontrando “asas” por dónde “agarrarla”, las cuales siempre deberán ser señaladas por el docente, de lo contrario será imposible que, los alumnos, se inicien en el camino del conocimiento de los parámetros básicos sobre los que ésta se funda. Podemos ver estas pautas como puertas de acceso para introducirse en  lo enmarañado de esa expresión artística. Considero a la aprehensión musical  como el primer contacto con los elementos constitutivos de esta disciplina. Ni siquiera voy a utilizar el término “comprensión musical” , porque en un nivel inicial, los niños todavía se guían por preconceptos e intuiciones. La distancia lógica que los separa de los conceptos musicales es aún extensa. Pero los preconceptos y la intuición, si son aprovechados,
 pueden llegar a permitirles perfectamente aprehender conocimientos del discurso musical.

  Para mayor claridad voy a armar un esquema de continuidad entre las tres instancias desde una “audición primaria de aprendizaje”, donde las obras son el recurso, hasta las “audiciones musicales” donde los contenidos a trabajar son las piezas musicales propiamente dichas:

1-Aprehensión musical:contenidos: parámetros del discurso musical.
2-Audición musical: contenidos: obras musicales seleccionadas, trabajadas desde una escucha guiada y contextualizada.
3-Apreciación musical: contenidos: obras musicales seleccionadas más un valor agregado, la estética y crítica musical.
                                                                                                                     


 


Cómo trabajar con música grabada durante una clase


   Cuando se plantea el término “escucha o audición activa”, se está haciendo alusión a la ley de la teoría de la  Gestalt “figura–fondo”. Esta, es una de las tantas formas que tiene nuestra percepción de organizar los objetos que nos rodean. Consiste en percibir una figura principal y un fondo que contrasta con la primera. En Educación Musical se la utiliza como herramienta fundamental para trabajar  discriminaciones auditivas de los parámetros del discurso musical. También se aplicaría, levemente, durante la audición de una obra determinada, para hacer posible su aprehensión.

   Podemos recordar que la Gestalt  surgió como medio para una mayor comprensión del fenómeno de la  percepción visual, ya que es el sentido que el ser humano  más ha desarrollo[13]. De a poco, estos conocimientos del aspecto visual, comenzaron a utilizarse también para la percepción  auditiva, olfativa. Pero estas “leyes” de la percepción, son relativizadas por  la personalidad del sujeto que percibe, sus experiencias previas, su orientación intelectual, afectiva, sus intereses, sus valores, entre otros. La percepción implica una participación activa del individuo. Por ejemplo, antes de que un alumno conozca el significado de una palabra puede que le pase “desapercibida”. Una vez que  lo conoce, es probable que  comience a encontrarse con ella en diferentes textos y a utilizarla.

   Con los contenidos musicales ocurre exactamente lo mismo. Si nadie le dijo a un alumno que eso que está escuchando en una grabación es el sonido de una guitarra, no lo percibirá. Una vez que se le diga, que se haga centrar su  percepción solo en ese “objeto”, en este caso auditivo, éste resaltará del resto de los objetos sonoros, que se mantendrán como “fondo” sobre el cual se plasmará dicha “figura”.

   Entonces, cuando hablamos de comenzar a enseñar a escuchar música a los alumnos, lo que se intenta es, por decirlo de algún modo, separar por figuras y fondos una obra. Para la aprehensión de la obra se elegirá, como foco de atención, la figura  que consideremos más sobresaliente de dicha obra, y ese será el contenido a trabajar del día.  Por ejemplo, una figura puede ser el tempo de la obra; un instrumento musical, como en el ejemplo anterior[14]; los silencios entre secciones.

  Cuando trabajamos de este modo, estamos utilizando el criterio textural de “subordinación”[15], donde todos los sonidos se perciben en un solo plano y otro resalta por sobre aquel.Otro criterio textural es el de “integración”[16], cuando hay solamente una figura a resaltar. Se le  llama también de unidades simples, como la monodía u  homofonía por aglutinamiento .Por ejemplo, en la “Danza Húngara en sol menor” de Brahams, percibiendo la obra de esta última manera, como una homofonía por aglutinamiento, llagan al contenido que me interesa trabajar de esa obra, que es la forma, por ser el que más resalta de ella. La orquestación de esta obra es el recurso que nos permite abordar su forma.

   Otros criterios texturales para trabaja  son los de dos figuras, “independencia”[17], es decir, la percepción simultánea de dos planos. La audición musical también es discursiva y, por lo tanto, los alumnos siempre percibirán mayormente uno de los dos planos o irán fluctuando de uno a otro. Es el criterio que más entrenamiento necesita. También se lo está aplicando cuando uno de los contenidos es de repaso; este contenido de repaso puede ser utilizado como enganche para iniciar la clase y, luego, llevar a los alumnos hacia el punto que se desea hacerles conocer esa jornada.

   Lo importante es tener claro qué es lo que se va a destacar de la obra como figura, para que el alumno pueda aprehenderla con facilidad, seguridad, interés y dinamismo.

   La figura, para nosotros, es el contenido a trabajar ese día. A veces puede ocurrir que haya dos o más posibles parámetros a trabajar, como en el caso del primer movimiento de la 5ta. Sinfonía de Beethoven; en ella tenemos por un lado los cambios súbitos de intensidad, el carácter, el ritmo característico del comienzo del que surge toda la obra. Esta pieza puede servir de recurso para trabajar varios contenidos, por supuesto, uno a la vez.

  Otro punto a tener en cuenta es que, al discriminar en figuras y fondos, estamos intentando lograr que los alumnos pasen de la etapa sincrética, donde la percepción no distingue con claridad rasgos sino un todo, a la analítica. En ella comenzarán a separar el discurso musical en diferentes cualidades, desde las más fáciles de aprehender a las más complejas que les permita acceder su nivel madurativo. Una vez realizado este proceso, que puede tomar años y, si se desea ser músico, toda la vida, se llega a la síntesis. En ella el alumno volverá a escuchar la música o cantar la canción aparentemente como en la primera etapa, pero con la diferencia que, todo ese trabajo de análisis queda inmediatizado[18]. Su aprendizaje se olvida, así como nosotros olvidamos cuándo fue la primera vez que alguien nos dijo que eso que teníamos enfrente era una mesa.



  El hecho es que, si luego necesitamos explicarle a alguien qué es una mesa tendremos que recordar ese proceso o reinventarnos una nueva forma de enseñar el concepto. De eso se trata nuestro trabajo como docentes: ya sabemos qué es el tempo musical, pero ahora se lo tenemos que explicar a nuestros alumnos. Y, en nivel inicial, nuestros alumnos tienen entre dos y seis años…

  Las sorpresas serán muchas, sobre todo al comienzo. Nosotros también tendremos que volver a aprender lo que es el tempo musical junto con ellos y, así descubriremos cantidad de aspectos que hacen a la música que ya habíamos olvidado y que hasta dejamos de escuchar…

  Tendremos que aplicar los mismos mecanismos que nuestros alumnos, ellos para andar el camino y, nosotros para desandarlo.




 Aspectos que intervienen durante una clase


  - La sincresis, análisis y síntesis, la encontraremos además derante el transcurso de una clase. Cuando iniciamos la actividad y exponemos el contenido en cuestión, éste será aprehendido de forma sincrética por los alumnos. Poco a poco y, a través de los sucesivos pasos de la secuencia didáctica irán desplegando los diferentes aspectos que hacen al mismo, para ir comprendiéndolo y asimilándolo. El cierre de la clase será un sinónimo de síntesis del contenido trabajado.


 - Otros aspectos que se ponen en juego durante una clase, está asociados a las etapas de juego de Piaget, tomadas y asociadas por Delalande a la música.

  Cada vez que comenzamos una clase, se plantean tres instancias de evolución de la misma: una etapa de manipulación, intento de dominio de los materiales, ya sean conceptos, instrumentos, de los propios gestos; otra de “devolución” por parte del alumno de los elementos antes mencionados, ya impregnados de su “toque” personal, y una última, donde se puede hacer la reflección final, el cierre, la conceptualización de lo trabajado. Estas fases se corresponden perfectamente con las mencionadas  etapas de juego de Piaget, pero como las plantea Delalande, es decir, en la música. Este autor encontró en los músicos adultos, un pasaje por las mismas etapas de juego piagetianas, ya que plantea que, el músico, cualquiera sea su especialidad, debe lograr primeramente dominar sus gestos, su instrumernto musical, la materia sonora, los códigos musicales. Se lo asocia con el juego sensorio-motor del bebé y recuerda, este autor que, cualquier actividad adulta donde se requiera un trabajo físico prominente será una prolongación de este aspecto. Un ejemplo son los deportes, aunque también interviene el último de estos juegos, el reglado.

  El estadio siguiente es en el cual el músico aplicará a su interpretación todas sus vivencias extramusicales, es decir, la expresividad. Se puede establecer una equivalencia con el juego simbólico del infante, en el que un objeto pasa a representar otro o se lo reproduce en su ausencia.

  Wilhelm Dilthey, filósofo aleman del siglo XIX,pero vigente aún en algunos aspectos ya que fue una de las influencias del estructuralismo, en su “Poética”, afirma que :

… “la poesía”…(nosotros podemos decir cualquier arte en general porque su libro trata sólo de la poiesis de la poesía)…”surge cuando una vivencia apremia por ser expresada en palabras”…(nosotros podríamos decir, en sonidos)[20].

   El último paso es llegar a adaptarse y dominar las reglas de un sistema musical determinado, equivalente al juego reglado de los niños, según Delalande.

  Es evidente que en cualquier tipo de música siempre encontraremos las tres instancias de juego, pero primando una por sobre las otras dos, como en el caso del deporte,por dar un ejemplo. Según Delalande, en toda disciplina donde el aspecto corporal sea el que se destaque por sobre los otros, la misma debe considerarse una prolongación del juego de dominio[21].

  Además, no debemos olvidar las tres instancias de incorporación de un contenido desde otro contexto: la sincresis-análisis- síntesis. Cada una de estas etapas estaría relacionada con las de juego antes mencionadas. Cuando al músico se le presenta una obra nueva, se encuentra en la primera de estas fases. Una vez que va analizando aquello que es pertinente a su disciplina –recordemos que, por ejemplo, para un pianista no tendrán relevancia ciertos datos de una obra que para un semiólogo musical-. Esta etapa puede asociarse rápidamente con el juego de dominio, ya explicado desde el texto de Delalande. A su vez, dentro de esta etapa se encuentran la sincresis, el análisi y, por último, la síntesis.

  A continuación, el simbolismo se abre camino: el músico ya interiorizó aquellos datos que hacen a la obra,ahora debe hacer música con ellos y el único modo es a través de su expresividad, de sus vivencias sublimadas. También encuentro allí un proceso de sincresis, análisis y síntesis.

  El juego reglado se correspondería no sólo con someterse a un sistema y adaptarse a él, sino con volver a recordar lo aprendido, a desandar el camino, analizarse a sí mismo en la interpretación, composición o cualquiera sea su disciplina para luego hacer concientes sus métodos, para sí mismo, como una aproximación a la metacognición y/o para la enseñanza a sus discípulos.


-Faltaría solamente agregar, a los eventos que ocurren durante una clase, los tres Ejes de la semiología musical que ya se han explicado. Quedaría un Eje como centro y los otros dos como recurso, y, de allí a las etapas de juego ya explicadas, dentro de las cuales encontraremos las etapas de síncresis, análisis y síntesis para cada uno de eestos momentos.


Conclusión

Se puede disfrutar lo mismo de la música sin conocer ningún aspecto teórico acerca de ella, pero lamentablemente queda anulada desde muchas de sus más ricas perspectivas, aquellas que hacen verdaderamente al hecho musical. La audición es muy pobre, superficial y pasiva. Ya no estamos en el siglo XIX, inmersos en la recepción romántica de la música, cuando todos los filósofos de la época, como por ejemplo Hegel y tantos otros de su tiempo, hablaban de ella de este modo:

…”el mundo rápido y fugitivo del sonido penetra inmediatamente por el oído hasta el interior del alma para desbordarla de emociones simpáticas.” [22]

   Y, como esa cita, cientos:

…”el sonido tiene una íntima relación con los sentimientos del alma, armonizándose con sus estados y procesos internos…[23]

   La música nos brinda una cantidad de elementos para disfrutar sin necesidad de que el oyente se convierta en un analista avezado. Por ejemplo, en “Danza de las flautas de caña” de Tchaikovsky, los alumnos no van a encontrar nada “ para escuchar” a no ser que nosotros les digamos que busquen una flauta que, a veces, asciende velozmente hacia el registro agudo y, otras veces, desciende desde allí. Esa flauta es perfectamente reconocible para un músico, quien podrá destacarla del resto de la textura orquestal sin dificultad; pero, para un niño pequeño u oyente con poca competencia artística[24] sin esa pequeña consigna como guía de escucha, esa flauta habría quedado inmersa dentro de toda la masa orquestal, como cualquier otra característica sobresaliente de esa obra.

Hay parámetros musicales que no figuran en los diseños, como el caso de la  “orquestación”,al que se correspondería el ejemplo antes mencionado. En este punto puedo citar a Carmelo Saitta cuando dice que primero existió, para enseñar música, la corriente “de los instrumentistas”, y que, luego, durante la primera mitad de siglo surgió la “de los pedagogos”:

“Esta segunda etapa se fue consolidando sobre una serie de postulados: primero está el niño, su sensibilización, su formación integral, el desarrollo de sus potencialidades creativas, su cultura musical, etcétera. No fueron pocos los logros de esta etapa: la puesta en crisis de los métodos conservadores, la generalización de la enseñanza de la música en las escuelas primarias y secundarias, la  creación de institutos privados de educación musical, etcétera. Pero, asimismo, no pocos fueron sus errores: se olvidaron de la música[25]

   Lo que quiere decir Saitta con esto es que en la clase de música, sea del nivel que sea  lo que menos se hace son acercamientos legítimos a la  música. Pero ya estaríamos entrando en cuestiones de Trasposición didáctica. Queda planteada la inquietud.





 Bibliografía

Bourdieu, Pierre, “Campo de poder, campo intelectual”, Editorial Cuadrata, Bs. As. , Argentina, 2003.

Delalande, Francois,“La música es un juego de niños,  Editorial Ricordi, bs.As., Argentina,1995.

Diseño Curricular para la Educadción en Nivel Inicial, Gobierno de la Ciudad Autónoma de Bs As, Dirección de currícula, 2000.
Diseño Curricular para la Educación primaria”, segundo ciclo, Gobierno de la Ciudad autónoma de Bs. As., Dirección de currícula, 2000
Dilthey,Wilhelm,”Poética”,Editorial Losada,segunda edición 1961


Hegel, Georg, “Estética”, Editorial Libertador, 2006,Bs. As., Argentina,


Saitta,Carmelo,”Aportes para la capacitación Nº 4:Nuevas caracterizaciones de la actividad musical en el aula”, Ediciones Novedades educativas, Bs. As., Argentina. 1998

Samara,Juan, “El lado obscuro de la razón”, JVE editoras (Colección episteme), Bs. As., Argentina, seg. edición 1998

Swanwick,Keith, “Música, pensamiento y educación”, traducción Manuel Alasagasti, Editorial Morata S.A., Madrid, España, 1991


[1] “Diseño Curricular para la Educación Inicial”, Secretaría de Educación, Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Dirección de Currícula, 2000, p202.
[2] Ibid.
[3] En la sección Corolario “La tripartición semiológica musical en simultáneo”, me explayo acerca del significado de estos conceptos.
[4] Por supuesto que en nivel inicial no se habla de conceptualizar, sino de que puedan verbalizar intuitivamente algunas características de los estímulos sonoros y musicales que se les enseñan.
[5] Ver Schaeffer,Pierre, “Tratado de los objetos musicales”, versión reducida al español, Editorial  Alianza, Madrid, España, 1998.
[6] Utilizo estos términos de la dialéctica hegeliana porque me parecen pertinentes al tema que deseo exponer. Pueden consultarse los mismos en alguno de los libros de Juan Samara. Recomiendo “El lado obscuro de la razón”, JVE editores (colección episteme), Bs. As., Argentina, 1998, por ser el más accesible de los trabajos de su autoría, terminológicamente hablando.
[7] Consultar “recaída en la inmediatez”, parte de la dialéctica hegeliana. Recomiendo “El lado obscuro de la razón”,de Juan Samara, JVE editores (colección episteme), Bs. As., Argentina, 1998.
[8] Término acuñado por mí, para separarlo de las posteriores instancias de aprenhensión musical pero desde la audición y, luego, desde la apreciación, dentro de la disciplina de la Educación Musical.
[9] La escucha o audición guiada/activa/reflexiva, es aquella en la que se le da al oyente una consigna de escucha utilizando alguna de las características más sobresalientes de la obra. Por ejemplo, si lo más llamativo de la misma para ese nivel de alumnos va a ser el carácter, por ser enérgico y patético (como por ejemplo en el primer movimiento de la quinta Sinfonia de Beethoven) la escucha deberá dirigirse desde allí, pero sin llegar a convertir la obra en el recurso de trabajo del parámetro musical “carácter”, porque estaríamos cambiando de Eje. Cuando el polo a trabajar es una obra determinada, el contenido es dicha obra, el resto de los ejes son herramientas de escucha.
[10] Bourdieu, Pierre, “Campo de poder, campo intelectual”, Editorial Cuadrata, Bs. As. , Argentina, 2003.
[11]Diseño Curricular para la Educación primaria”, segundo ciclo, Gobierno de la Ciudad autónoma de Bs. As., Dirección de currícula, 2000, pag 105.
[12] Diccionario etimológico Academo,Editorial MAYFE S. A., Bilbao, España, 1974, p 58.
[13] Hasta convertirse, el ser humano, en homo erectus, sus sentidos mayormente desarrollados eran el olfato y el oído, somo en el resto de los animales cuadrúpedos en general. Luego, al erguirse en sus miembros traseros y alzar la vista al horizonte, perdió dichas capacidades y perfeccionó la visión.
[14] Trabajar con canciones –solista con acompañamiento-, también nos acerca a dicho criterio textural, pero en este libro, me limitaré a presentar sólo ejemplos instrumentales. En el Diseño curricular para la Educación Primaria del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, se recomienda privilegiar dichas obras por sobre las otras, para “…equilibrar las oportunidades de audición de los alumnos con la tendencia que existe en los medios masivos de comunicación de privilegiar la difusión de canciones por sobre la música instrumental pura.” ,pag. 107. La correcta denominación es  música orquestal, y no como figura en el diseño “instrumental pura”. La instrumentación es un término que se utiliza para designar todos los recursos de que un instrumento determinado dispone para interpretar una obra.
[15] Eiriz, Claudio, “Diseño Curricular y Música( Interrogantes y respuestas para el docente de música)”, editorial Ricordi, 1996, Bs. As., Argentina.,pag. 12.
[16] Ibid.
[17] Ibid.
[18] Ver Samara,Juan, “El lado obscuro de la razón”, JVE editoras (Colección episteme), Bs. As., Argentina, seg. edición 1998.
Me estoy refiriendo a uno de los aspectos que este autor tomó de la dialéctica de Hegel y que en este libro puede comprenderse con mayor facilidad que en otros donde la terminología tiende a ser demasiado especializada en semiología.
[19] Este proceso :sincresis-análisis-sintesis, se repetirá en cada uno de los contenidos a enseñar en el aula.
[20] Dilthey,Wilhelm,”Poética”,Editorial Losada,segunda edición 1961,p 132.
[21] Para mayotr información consultar el segundo diálogo de “La música es un juego de niños, de F. Delalande, Editorial Ricordi, bs.As., Argentina,1995.
[22] Hegel, Georg, “Estética”, Editorial Libertador, 2006,Bs. As., Argentina,p300.         
[23] Ibid.
[24] Bourdieu,Pierre, “Campo de poder, campo intelectual”, Editorial Cuadrata, Bs. As., Argentina, 2003, p 71.
[25] Saitta,Carmelo”Aportes para la capacitación Nº 4:Nuevas caracterizaciones de la actividad musical en el aula”, Ediciones Novedades educativas, Bs. As,1998:42–43.