domingo, 5 de julio de 2015

ALGUNAS LUCES ACERCA DE LA TÉCNICA VOCAL


Por Griselda Labbate

Abstract
La técnica vocal debería ser conocida por docentes y cantantes para que puedan con ella cuidar su voz. Este artículo proporciona algunos conceptos generales al respecto para que sean de utilidad.

_________________________________________________

Introducción 

En 2011 publiqué un artículo en las “Jornadas de Reflexión Académica” de la Facultad de Diseño y Comunicación de la Universidad de Palermo titulado "El sonido vocal en la música", en el cual mencionaba la historia del concepto de “voz” en la música utilizado en nuestro siglo. No siempre se pudo separar la voz de la palabra y del sujeto que la produce. Esta separación tomó siglos de concientización.
Es por eso que, hoy en día, se pueden realizar toda clase de sonidos vocales para interpretar música y no sólo depender de palabras. Los recursos se ampliaron gracias a que logramos considerar por un lado, al sujeto que emite la voz, a las palabras que se están emitiendo por otro y a la voz que se está escuchando, por otro.
El tema que me movilizó esta vez a escribir acerca de la voz es el cómo se ha ido acompañando este crecimiento. Cómo fuimos concientizando también, las técnicas que debemos aplicar para que nuestra voz surja.
Este artículo está destinado a docentes y cantantes, quienes trabajan mucho con su voz pero no siempre conocen una buena técnica vocal que les permita conservar su herramienta de trabajo en buenas condiciones.
Para empezar, no es sólo el sistema fonador el que interviene en el proceso del habla. También son fundamentales el sistema respiratorio, el sistema nervioso, el sistema auditivo, el sistema óseo, el sistema endócrino.
Si bien los sonidos vocales surgen desde los repliegues vocales (antes llamados cuerdas vocales), necesitamos que sean acompañados y ayudados por otros procesos.
La voz hablada y la voz cantada requieren de técnica vocal. Los puntos básicos de la técnica son: la respiración, la postura, la impostación, la articulación. La técnica vocal de la que hablaré es tanto para la voz cantada como para la voz cantada. Una mala respiración al hablar nos puede producir trastornos en la laringe, en los repliegues vocales al igual que a un cantante. En la técnica vocal hay cuatro puntos a trabajar como ya mencioné, si alguno de ellos falla, comienzan los problemas. Estas dificultades comenzarán con laringitis, seguirán con fatiga vocal, hiatus, moco nodal hasta llegar a los nódulos.
Si una persona trabaja mucho con su voz, como es el caso de un docente, de un cantante, debe cuidarse de aplicar adecuadamente la técnica para conservar su salud vocal.
Resolví dividir la técnica vocal en cuatro apsectos fundamentales: respiración, postura y tensión muscular, imporstación y articulación. 
Cabe aclarar que,ante cualquiera de estos aspectos se presenta la “audición” que es un recurso básico para trabajar cualquier instrumento musical. Es decir que, la audición no es un aspecto inherente al canto en particular sino a la música en general. Un pianista debe estar consciente de cómo está sonando su piano, un guitarrista su guitarra, etc. La audición es un aspecto permanente durante el estudio de cualquier instrumento musical.
Suele ocurrir que un estudiante de canto no distinga, al comienzo de su aprendizaje, cuándo sus producciones son apropiadas y responden al pedido del docente y cuándo no. El mejor recurso para ir conscientizando la audición ha sido , parami, hasta ahora, la grabación de las producciones del alumno. Otro recurso importante es trabajar sobre un teclado y que el alumno vaya ayudándose con él para distinguir intervalos, fragmentos musicales, etc.

La respiración
Comencemos por la parte fundamental de la técnica vocal, una buena respiración. Con respecto al sistema respiratorio, es básico tanto para la voz hablada como para la voz cantada. Se trabaja con varias técnicas: panza afuera (belly out), panza adentro (belly in), caja torácica expandida y respiración costo-abdominal. Cada cantante y profesor de canto trabaja con alguna de estas técnicas. A mi, como tal, me ha dado mucho más resultado ir aplicando elementos de cada una de estas técnicas. Comienzo por la respiración costo-abdominal, pero cuando no es suficiente recurro a la de panza afuera, por ejemplo.
La aplicación de la respiración costo-abdominal nos da como resultado el “apoggio” (apoyo). Esta técnica de respiración  involucra al diafragma –músculo que se encuentra debajo de los pulmones-, al abdomen bajo y a las cinco costillas flotantes.  Con estos tres elementos,se constituye entonces lo que se llama “cincha costo-abdominal”. Esta es la que dará origen al apoyo necesario para sostener el canto.
¿En qué consiste este proceso? Inspiramos aire por la nariz. Cuando lo hacemos, este va a los pulmones. La función del  diafragma es empujar los órganos como el estómago hacia abajo para que aquellos puedan expandirse en su totalidad. Si se coloca una mano sobre el abdomen, se percibirá, al tomar aire por la nariz, un ensanchamiento de éste y de la cintura. También puede percibirse en la espalda. La expansión del abdomen y la cintura no se deben a que éstos se llenan de aire, sino a que los órganos internos son empujados hacia abajo y hacia fuera por el diafragma para que los pulmones se provean de aire.
Una vez que inspiramos el aire procederá a expelerse, lo que provocará que la cincha se vaya achicando.

 Un alumno que recién comienza a estudiar canto o va al fonoaudiólogo por primera vez, también trabajará la respiración para empezar. Ahora bien, comprender estos conceptos que menciono no es fácil, ya que el instrumento que estamos trabajando son partes internas de nuestro propio cuerpo y sólo podemos darnos cuenta de él a través de sensaciones propioseptivas que, además, no se dan desde el inicio. No podemos ver cómo desciende el diafragma y nuestros órganos internos y, llegar a tomar conciencia de la sensación lleva tiempo.
Esta técnica, la aplicación de la cincha costo-abdominal, es la más natural, es la que el ser humano recién nacido realiza para respirar.
Pero, a veces, en determinados momentos del habla o del canto, no alcanza con la natural expansión de la cincha costo-abdominal. Debemos recurrir entonces a la técnica de panza afuera. Para aplicar esta técnica deberemos hacer un poco de presión hacia afuera con los músculos del abdomen. Como cada persona es diferente, no se puede precisar en qué momento se debería cambiar de técnica; alguna persona tal vez necesite reforzar su registro agudo de canto con un apoyo mayor y tal vez la aplique allí; en otro caso, tal vez sea para lograr más volumen en la voz, etc.
Existen otras técnicas de respiración: “belly-out” (panza afuera), que consiste en tomar aire y luego realizar presión con los músculos del abdomen para que la panza permanezca hacia afuera; “belly-in” (panza adentro), que consiste también en realizar presión con los músculos del abdomen pero, ene ste caso, para que la panza permanezca hacia adentro; y “caja toráxica expandida”, que se corresponde con utilizar la parte superior del tozo como apoyo para el canto. Esta última técnica fue la que utilizaban los belcantitas italianos del siglo XIX.


La postura y la tensión corporal
La intervención del sistema óseo también es fundamental. De hecho, los cuatro aspectos lo son, ya que se enlazan unos con otros de forma dialéctica. Si un aspecto falla, perjudicará a los otros tres.
La postura corporal debe ser cuidada ya que podría interferir con la respiración. Si estamos sentados y hablamos o cantamos desde esa posición, debemos cuidar que el abdomen esté libre del peso del torso. La columna debe permanecer derecha, las piernas deben formar un ángulo recto, es decir que, si nos quedan las rodillas a la altura del abdomen, lo estamos oprimiendo y, en consecuencia, no podremos aplicar una adecuada respiración. Las piernas tampoco deben estar cruzadas, ya que, de este modo, también se oprime el abdomen.
También la posición de la cabeza es importante. Debe permanecer en ángulo recto con el cuello y no sobresalir hacia adelante. Un leve gesto con la cabeza hacia atrás nos permitirá además bajar la laringe, al ampliarse el cuello, aspecto fundamental para una buena impostación, punto que trataré a continuación.
Con la postura llega otro aspecto a tener en cuenta que es la tensión muscular, relacionada al sistema nervioso. Para mantener la columna recta las personas comienzan a tensar el cuello, los hombros. Esto se debe a un poco de debilidad muscular en el abdomen, ya que la columna se sostiene desde allí. Es recomendable hacer un poco de ejercicio físico para evitar este problema. El mecanismo es siempre el mismo, cuando un aspecto falla, se empiezan a perjudicar otros.
Si estamos cantando o hablando parados, conviene que los pies mantengan entre sí una separación similar en distancia a la que hay entre nuestros hombros. Al estar parados comienzan los balanceos y movimientos involuntarios. Es conveniente tomar conciencia de ellos porque pueden estar perjudicando nuestra postura en sí, nuestra respiración, etc. Una vez que soy consciente de que me muevo cuando canto y reviso que estos movimientos no están perjudicándolo se pueden realizar. En comedia musical se trabaja mucho realizando ejercicios de vocalización combinados con movimientos corporales, ya que en escena se requiere que los intérpretes canten, bailen y actúen a la vez.
Algo más acerca de mantener una tonicidad muscular relajada es que el exceso de tensión puede también dañar el aparato vocal. La tensión en el cuello a veces también termina siendo producto de una mala respiración, de una respiración sin apoggio. El docente o el cantante deberán identificar cuál es la causa de la tensión, si se trata de una mala postura, de una mala respiración, si ese día el sistema endócrino está interfiriendo en nuestro estado general o si se debe a cuestiones emocionales. Los “nervios” que puede generar exponerse en público pueden despertar en nosotros inseguridades que deberemos resolver en otro ámbito más adecuado.

Cabe aclarar que, si se está trabajando con niños y adolescentes, la carencia de tensión muscular será un detalle evidente. La falta de afinación en el registro agudo será la consecuencia de esta "falta de tensión" que se opone directamente a lo que ocurre en el caso de los adultos. Se les deberá pedir entonces, un poco de tensión al momento de cantar en el registro agudo.

La impostación

Impostar la voz significa hacerla resonar en las cavidades craneanas, a saber, las mejillas, la nariz, la frente y la parte superior del cráneo. A todas estas secciones de resonancia se las llama “máscara”
Esta idea es difícil de comprender por un alumno principiante porque tampoco puede “ver” estas resonancias. La única guía que se tiene es el resultado sonoro siguiente, es decir si la voz se escuchó “con máscara” o sin ella.
Entre los cantantes de música popular circula la denominación cantar “de cabeza” y “cantar de pecho”. Estas denominaciones están mezclando dos variables. Una de ellas es la resonancia de los sonidos, la otra es la altura del sonido emitido. Que un sonido sea grave, medio o agudo no tiene nada que ver con el sitio donde va a resonar. Todos los sonidos que emitimos con nuestros repliegues vocales resuenan en el pecho. Pero con esa resonancia no alcanza por eso se busca la de la cabeza, para que un cantante pueda emitir su voz sin esforzarse mientras una orquesta está tocando. Esto es lo que pueden hacer los cantantes líricos, ellos no dependen de micrófonos para que su voz resuene, poseen la resonancia de su propia máscara. Lo que los cantantes populares llaman cantar de pecho significa emitir “de garganta”, es decir sin resonancia en la máscara. Esto perjudica gravemente a los repliegues vocales llevando a la persona a padecer graves patologías desde laringitis crónica, a fatiga vocal, a hiatus, a moco nodal y por último, nódulos, como ya expliqué más arriba en el texto. Lamentablemente los profesionales de la voz que sepan sobre técnica vocal son muy pocos y estos conocimientos no se difunden.
Para impostar, hay que pensar que la voz va a salir por detrás de los dientes superiores de adelante. A esto se lo denomina punto de Maurán. Para trabajar la impostación es básico descender la laringe al emitir. Este es otro concepto difícil de incorporar pero fundamental si se  desea desarrollar el “formante de cantante”. El formante de cantante es una frecuencia que se encuentra entre los 2200 hz y 3800 hz y se produce en la cavidad craneana. Las frecuencias varían de una persona a otra por eso la amplitud del rango. Es por esta resonancia “extra” que los cantantes líricos y los actores de teatro de antes no necesitan micrófonos.
Existe otra dificultad a resolver que se devela mayormente con la voz cantada. Me refiero a la diferencia de registros grave, medio y agudo y el pasaje de uno a otro. Durante las “vocalizaciones” se distinguen notas problemáticas, donde la voz se baja, se pierde brillo, etc. En el caso de una soprano cuyo registro se extiende de un La3 a un Mi6, encontraremos que tiene probablemente como nota de pasaje del registro grave al medio la nota Re4; como nota de pasaje del registro medio al agudo la nota Re5 o Mi5 o ambas. Sin embargo, esto no es general,ya que cada persona tiene las notas de pasaje en lugares diferentes. Una alumna mía con el registro antes mencionado tenía su nota de pasaje del medio al agudo en el si4. Los problemas que se presentan en los pasajes se deben mejorar aplicando las técnicas antes mencionadas y que terminaremos de explicar en la sección articulación.
Algo muy común es, también en la voz cantada, descubrir que la voz suena de un modo en el registro grave, de otro en el registro medio y de otro distinto en el registro agudo. Esto lo podemos apreciar cuando escuchamos algunos cantantes que parecen una persona cantando grave y otra persona cuando van a las notas agudas. Lo que se debe hacer es trabajar la “homogenización” de la voz de esa persona.
“El hecho de tener que cantar con “cobertura” para emparejar el timbre vocal de los distintos registros de la voz (grave, medio y agudo) genera un descenso de la laringe y una dilatación de la faringe inferior.” (Facal,2005:14)
Lo que la Dra. Maria Laura Facal nos dice en esta cita es que, para resolver estas diferencias en la voz al pasar de un registro a otro es necesario cantar con máscara o “cobertura” y el único modo de irlo adquiriendo es descendiendo la laringe al emitir.

La articulación

Además de descender la laringe, es fundamental el trabajo que se haga con la mandíbula y con los labios. La boca debe abrirse y, cuanto más aguda sea la nota mayor deberá ser esta apertura. Pero no hay que abrir la boca hacia los costados. La boca se abre hacia abajo. Al emitir una bocal debemos pensar que se trata de una “a”. ¿Por qué? Porque las vocales también tienen formantes y la vocal “a” es la única cuyo formante o frecuencia fundamental que se encuentra a 800hz se puede extender hacia arriba sin límite. Es decir que si tenemos que cantar una nota cuya frecuencia es mayor a 800 hz como puede ser un si5 (988hz) con la vocal “i”, vamos a tener que redondear la pronunciación hacia una “a” para que podamos emitirla ( además de ayudar a esta emisión con la respiración , la relajación y la impostación ya descriptas). Es por este motivo que a los cantantes líricos es difícil comprenderles el texto que están cantando porque si tienen que decir la frase “cómo está señor” en notas muy agudas, la frase se deformará y lo que escuchemos probablemente se parezca más a esto “cama asta sañar”.
Los labios son fundamentales a la hora de articular. Hay persona que cuando hablan o cantan, no mueven su labio superior. Todo lo que dejemos de hacer ya sea mover los labios, abrir la boca, respirar bien, relajar los músculos, impostar, va a ser reemplazado por esforzar la garganta, que nos va a conducir a padecer alguna patología de la voz. No sólo gritar es signo visible de un mal uso de la voz, el mal manejo de la respiración, algo no tan visible, también puede ser la causa de muchos males.

Conclusión

Sería conveniente que todo docente o cantante aplique estos conceptos de la técnica vocal para poder conservar la salud de su aparato fonador.
No hay mucho material impreso acerca de la técnica vocal, espero este escrito aporte algunas luces acerca de su importancia.

Bibliografía

Facal,M.L.(2005) “La voz del cantante”,Bs As., Editorial Aka

Este artículo fue publicado en las Jornadas de Reflexión Académica de la Facultad de Diseño y Comunicación de la Universidad de Palermo en 

http://fido.palermo.edu/servicios_dyc/publicacionesdc/vista/detalle_articulo.php?id_articulo=10190&id_libro=484


"TRIBUTE PATHÉTIQUE" a lso 50 años de la publicación del "Tratado de los objetos musicales de Pierre Schaeffer"


Por Griselda Labbate

Abstract
El “sonido” no siempre fue pensado como en el siglo XXI. Hubo varias concepciones de este objeto de acuerdo a la época y al sistema que lo denominaba. En este escrito se hará referencia a esas nociones, concluyendo con la más innovadora de todas el “objeto sonoro” de Pierre Schaeffer.


Introducción

En 2016 se cumplen 50 años de la publicación del “Tratado de los objetos musicales” de Pierre Schaeffer. Con motivo de esta conmemoración decidí escribir este artículo acerca del sonido y las diferentes formas de pensarlo a lo largo de la historia de la música.
Las investigaciones de Schaeffer tuvieron un doble destino: la música y al audivisual. La música concreta, experimental, contemporánea académica, aplican sus conceptos. El audiovisual ha sido teorizado, en Francia, en los escritos de Michael Chion y, en Argentina, en los de Carmelo Saitta.
Previo a las grabaciones, sólo tenemos como medio de analizar lo que se pensaba del sonido en determinada época, lo que se escribía de él. Será de suma importancia centrarnos en los sistemas de notación utilizados en cada período de la historia musical.
De este modo, se tratarán de explicar las diferentes concepciones del “sonido”  musical que se tuvieron a lo largo de la historia de Occidente. Pasaremos por el sistema modal, por el sistema tonal, por el atonal hasta llegar al siglo XX y a las investigaciones de Pierre Schaeffer quien desarrollaría la denominación de  “objeto sonoro”. Una vez recorrido este camino,notaremos que sólo es posible pensar al objeto sonoro desde algún sistema o contexto, ya sea modal, tonal, atonal o schaefferiano. Sin un contexto que lo describa desde alguna de sus propiedades el objeto sonoro prácticamente no existe o queda reducido a “algo que se oye”.

El inicio de los sistemas de notación

Una de las formas de saber cómo se pensaban los sonidos en determinada época es estudiando la manera de escribirlo de ese momento. Los rasgos que se destaquen en la escritura serán, probablemente los que se prioricen por sobre los demas.
Actualmente sabemos que un sonido es mucho más que una altura o una duración, pero no siempre fue así. Otros parámetros sonoros como  la forma de ataque, la forma de extinción, la intensidad, el grano, los componentes de ruido, necesitaron de muchos siglos para ser tenidos en cuenta dentro del sistema musical.
La música y el sonido a los que se hará referencia en este artículo son los de la cultura occidental, la cual tiene  su origen con el surgimiento de la Filosofía en la Grecia Antigua.
Durante el apogeo del canto gregoriano, del siglo IV al siglo XIII, el sonido vocal gozó de muchos privilegios. Fue realzado de todas las formas posibles, con vibratos a cuartos de tono, con vibratos a medio tono “al estilo de la música oriental”, con solistas virtuosos, con pasajes melismáticos larguísimos en los cuales el texto se desvanecía. La voz era el instrumento por excelencia. Los modos en que se componía estaban inspirados en los modos griegos. Pero durante muchos siglos estas obras no se escribieron y eran transmitidas oralmente.
Recién en el siglo IX, Carlomagno manda escribir los cánticos. La transmisión oral  hacía que mucha información se perdiera o fuera modificada. Pero para ser escritos hubo que optar por determinados rasgos del sonido, ¿Qué escribir? Se dio origen así, al punctum, un punto, que se ubicaba más arriba o más abajo de la página dependiendo su altura. Pero como no se utilizaban pentagramas, la altura era imprecisa. Los punctis representaban alturas pero no duraciones, ya que eran todos iguales. En las grafías se intentó copiar además, los gestos de la mano que el director hacía al dirigir a las scholas cantorum[1]. En estos gestos o neumas estaban comprendidas varias “notas” a la vez. Estos neumas tampoco respondían a duraciones determinadas. Estos neumas serían el resultado, entonces, de tratar de plasmar en papel “gestos manuales” de ascenso o descenso del sonido a emitir. La altura, entonces, parece ser el primer rasgo que los primeros músicos cristianos distinguieron por sobre los demás, al punto de ser considerados como sinónimos “sonido” que “altura”.
El resto de la información, como las duraciones, el carácter, la dinñamica, seguiría transmitiéndose oralmente. El hecho de escribir la música a través de giros melódicos, llamados neumas, nos permite concluir  que la escritura original del Canto gregoriano fue “figural” y no “métrica”, porque prevalecía la continuidad de las figuras por sobre la discontinuidad de los valores:Hay, de todos modos,  un principio de escritura métrica en los punctis separados pero no medidos. Es decir, que la escritura es métrica en esos punctis, ya que  están contados, pero no es agógica, ya que no están medidos. La diferencia entre un melisma escrito con punctis y uno escrito con neumas es probable que haya sido la velocidad con que se interpretaban, si se trataba de un neuma el giro melódico era más rápido que si se trataba de varios punctis sucesivos. Esto puede intuirse al escuchar música árabe actual, ya que el estilo de canto original del gregoriano era el mismo. Este tipo de escrituras que recibieron su nombre según su lugar de origen (Loan, Saint Gall, etc), dejaban afuera muchos parámetros musicales y sonoros en virtud de otros. Pero esto no quiere decir que no se interpretaran, que, si bien no había indicaciones de tempo o matices no se aplicaran a la hora de cantar, la cuestión es que parece no haber sido algo relevante como para ser escrito o, tal vez, no eran conscientes todavía de estos parámetros. Me inclino por la segunda hipótesis, según algunas investigaciones al respecto. La escritura por lo que hoy llamaríamos “gestos sonoros” permitía, por ejemplo, un fluir melódico que luego se perderá con la escritura fragmentaria por notas. Se nota también desde la escritura un fraseo, por palabras o versos, los cuales están separados por espacios en blanco más amplios que los que distancian a un neuma de otro.
En el siglo X aparece la “solmización” de Guido D’Arezzo. Al comienzo utilizaría un tetragrama y, luego, el pentagrama, para ubicar las notas musicales, ya que la escritura neumática no establecía con claridad las alturas y menos las duraciones. De este modo, el canto gragoriano pudo empezar a reproducirse con mayor exactitud. Como vemos, la preocupación mayor solían ser las alturas y duraciones. La fluidez de la escritura anterior desaparecerá en pos de una mayor definición de las alturas.  Este sistema de eescritura será la base del sistema tonal, que se consolida en el siglo XVII.
El canto gregoriano persisitirá junto con la tonalidad, pero recibirá algunas modificaciones derivadas de aquel. En el siglo XIX se comenzó a utilizar otro tipo de escritura para el canto gregoriano, exclusivamente. Se crea  la escritura de Solesmes. Esta forma de escribir ponía a los “punctis” en un “tetragrama”, con lo cual ya no había que suponer la altura de las notas sino que estaba determinada por la ubicación de las grafías en el tetragrama.Se la llamaría “notación cuadrada”. Nuevamente, la duración de las notas no aparece, con lo cual deberían leerse todos los punctis iguales. Pero al escuchar grabaciones actualees, notamos que esto no es así. Cuando se interpretan obras gregorianas, se le da una leve diferencia, por ejemplo, a la última nota de una semifrase, o a determinada sílaba de determinada palabra, pero estas diferencias no están escritas. ¿Son gregorianas o son contemporáneas? En “Historia de la música Occidental” de Gout y Palisca, se comenta que, por ejemplo:
“un punto, despu´s de un neuma, duplica el valor de éste. Dos o más neumas sucesivos en una línea o espacio, si se hallan sobre una misma sílaba, se cantan como si estuviesen ligados.”[2]
Pero este breve análisis está hecho sobre la notación cuadrada de Solesmes o sobre la notación tonal. En ningún momento se menciona la notación neumática de Loan o Saint Gall, como si el canto gregoriano siempre hubiera sido escrito de este modo.
 Otra modificación importante que recibió en el  siglo XIX el canto gregoriano fue en el estilo de interpretación. Los belcantistas italianos le quitaron los vibratos “al estilo oriental” para pasar a interpretarlo como el resto de la música lírica de la época, perdiendo todas las características de su género. Gesto musical y timbre sonoro fueron modificados desde la escritura de otro sistema que nada tenía que ver con el gregoriano.
Pero veamos qué pasa cuando se crea un sistema de notación.
Sabemos que primero surgió el sonido y luego fue escrito, ¿pero cómo escribir exactamente lo que suena?
Para la primitiva forma de escribir el canto gragoriano, la notación figural, determinados parámetros, como la duración, no eran graficados. Con el advenimiento de la tonalidad, la notación da un giro y vuelca su mirada sobre él, conviertiendo a los sonidos en solamente sucesiones de alturas y duraciones. La idea de”gesto sonoro” desaparece, y los sonidos pasan a ser vistos como “notas” y “figuras rítmicas”.
Al crearse un sistema de notación, se recortan los parámetros sonoros de acuerdo a dicho sistema. Lo mismo ocurre con el lenguaje. Aproximadamente a los cinco meses de edad, un bebé de nuestra cultura occidental, produce sonidos con su voz que tienden a ser consonánticos, razón por la cual se pueden percibir, mayormente, células rítmicas,ya que los sonidos son entrecortados y breves. Poco tiempo después, los sonidos se vuelven tonadas que, fácilmente, podrían escribirse con las grafías analógicas del método de enseñanza musical de Martenot. Estos sonidos son vocálicos y ascienden y descienden en glisandos. Los bebés utilizan las vocales “a” y “e” en general, por su facilidad de producción. En estos momentos, es decir alrededor de los siete meses,se perciben intentos de unión entre estas vocales y las consonantes “m” y “p”, para pasar a formar las primeras palabras más requeridas por nuestra cultura: mamá y papá. Para lograrlo, deberá dejar de lado toda la exploración sonora llevada a cabo en esos meses y recortar su producción sonora a la requerida por la sociedad. Estos meses de exploración sonora previos a la aparición del lenguaje en el individuo serán olvidados, como si nunca hubieran ocurrido, ya que nunca fueron conscientizados. Serán suprimidos, superados y conservados en pos de adaptarse a un sistema. Una gran cantidad de sonidos serán olvidados y nunca más pronunciados ya que no le serán necesarios para comunicarse.
En la notación figural sólo aparecen escritos  gestos sonoros sincréticos. El resto de la música era de transmisión oral. En cambio, en la notación tonal, encontramos, además de la notación rítmica, indicaciones de carácter, tempo, dinámicas. Pero estos parámetros debieron ser concientizados para poder ser escritos.[3] Veamos un ejemplo de ello, qué es lo que ocurrió con la noción de ritmo.
.
La evolución de la conciencia rítmica

“Los primeros estadios del despertar de la conciencia del niño pueden darnos preciosas indicaciones sobre la evolución de la conciencia rítmica, porque son, en cierto modo, representativos del despertar de la conciencia de la humanidad.”[4]
    Según Edgar Willems, la evolución de la noción  occidental de “ritmo”, se puede observar en la historia misma de la humanidad, es decir, en la concientización de los diferentes aspectos de la misma y en el surgimiento de ésta, en el niño. En la evolución humana, los componentes del mismo comienzaron a ser teorizados – y escritos en las partituras- luego de haber sido utilizados por siglos, en la empiria.

   La evolución histórica de la concientización de la noción de ritmo se desarrolla en tres estadios. En el niño - o individuo[5] - la sucesión de estadios será relativamente rápida y dependerá del nivel de instrucción musical tradicional recibido. Si se considera a la humanidad en su conjunto estos estadios se transformarán en grandes ciclos:

  “Desde la época desde los antiguos griegos (… siglos IV y V a.C.) la noción del ritmo, después de haber pasado por el estadio elemental, numérico,… (se cuenta el número de sílabas o notas…) ha recorrido tres grandes etapas de toma de conciencia… :1º,conciencia del elemento duración;2º, conciencia del elemento intensidad;3º,conciencia de la plástica del ritmo.”[6]

Los griegos utilizaban dos valores fundamentales, la sílaba larga (  ___  ) y la breve ( Dibujo ) . Combinándolos obtenían variados elementos rítmicos. Los comienzos podían ser téticos o anacrúsicos (sobre el “dar” o “alzar”, derivados estos términos de la gestualidad del pié del director). No se encontraron manifestaciones escritas que aseguren que el comienzo tético debiera aumentar su intensidad. El “ictus”o acento, no se utilizaba en la métrica griega.
Esto no significa que no existieran variaciones de intensidad, pero no se les prestaba atención desde un punto de vista teórico. Sin embargo, había una relación entre los sonidos largos con los tiempos fuertes y los sonidos breves, con los tiempos débiles.[7]La música griega estaba íntimamente ligada a la poesía y a la danza, por lo que incluía, sin dudas matices dinámicos. De allí deriva también la gestualidad del director musical, que solía marcar con el pié a los intérpretes, por lo tanto, los comienzos se escuchaban más fuertes, ya que en los tiempos débiles debía levantar su pié para tomar impulso.
    En la Edad media, cuando el latín vulgar se transformó en francés, el acento tónico de la palabra se transformó en el acento musical. Cabe recordar que, en el caso de las palabras graves, se colocaban retardos para que el acento de la misma no cayera en el tiempo débil sino en el fuerte.

  “En los antiguos cantos silábicos de la liturgia cristiana…todo rastro de largas y breves ha desaparecido…, y el uso da a una de las vocales de cualquier palabra, y precisamente a aquella que llevaba antes el acento melódico, preponderancia sobre las otras, por medio de la intensidad.”[8]
 Esto no significa que el elemento duración hubiera sido olvidado. Se trata de una evolución dialéctica, en la cual las duraciones han sido inmediatizadas,  quedando “contenidas, superadas y suprimidas[9] por una instancia nueva, la intensidad.
  La música polifónica, que exigirá puntos de encuentro entre las voces, le otorgó mayor protagonismo aún al elemento dinámico. Finalmente, la música instrumental daría lugar al surgimiento de los “tiempos fuertes y tiempos débiles”
  Las indicaciones escritas de los valores dinámicos surgirán un poco antes del año 1600: “f”, “p”,”ff”, “pp
Las indicaciones de “crescendo” y “diminuendo”, además de los signos representativos de las mismas (los reguladores de intensidad): no aparecieron antes del siglo XVIII . En su “Traité du bon goût”Francesco Geminiani explica el valor de los signos  > y < .Por intermedio de la escuela de Mannheim, la ejecución expresiva se convertirá en norma para la orquesta.
  De todos modos estos signos serán muy poco utilizadas en las partituras, es por este motivo que, hoy en día existen muchas divergencias entre unas interpretaciones y otras, ya que la mayoría de los datos sólo pueden inferirse por los usos y costumbres de las épocas, de los gustos de los compositores en cuestión, de las posibilidades de los instrumentos y de, todavía, cuestiones de concientización con respecto al uso de los valores dinámicos e incluso agógicos durante las interpretaciones.
 La actualidad le otorgó un último elemento al ritmo: la plástica.De este modo se evocan cualidades de la materia como la elasticidad, peso, densidad.
  Pero no sólo el aspecto rítmico se ha apoderado de estos nuevos conceptos, la música entera los ha descubierto, así como las cuestiones de gestualidad.
 Guiados por la evolución histórica del desarrollo de la noción de ritmo es que podemos inferir procesos similares en la concientización de la misma en el individuo en particular, ya que la historia es producto de las vivencias de estos individuos.
 Si esto es así, la evolución histórica de este parámetro musical coincidirá con los pasos a seguir para la aprehensión de un ritmo, por parte de un individuo.
 Edgar Willems desarrolla todo un proceso de desarrollo de esta noción intelectual de lo que es el ritmo en la música occidental observando a los niños.   Un niño, luego de escuchar el ritmo, lo puede reproducir pero sin saber qué es lo que está haciendo en realidad, ya que esta primera aproximación es inconsciente. Dicha aproximación se denomina sincresis[10], es decir que lo que reproduce no fue todavía analizado. A continuación comenzará la etapa de análisis. Se procede a contar los golpes adquiriendo  una conciencia numérica del mismo (métrica). Se puede considerar esta etapa como el primer estadio en la construcción de la noción de ritmo. El segundo estadio es aquel en el que se adquiere la conciencia de la relación entre los golpes y las duraciones. En individuos adultos con cierto grado de instrucción musical tradicional estos dos estadios se producen casi simultáneamente. El tercer estadio  es el de la construcción de una unidad superior (forma rítmica completa). Será la intensidad – los acentos- la que permita llegar a esta instancia. Aplicando cuestiones teóricas podrá realizar subdivisiones ternarias o binarias. De allí se vuelve a un  estado similar al inicial, pero con la gran diferencia de haber concientizado y comprendido lo escuchado. Este momento se denomina síntesis.
   A partir de allí, ya siendo el individuo dueño de los valores agógicos y  dinámicos, el ritmo vuelve a ser liberado para cobrar plasticidad, el último elemento que lo caracteriza, sobrepasando las precisiones teóricas.
Cuadro de evolución de la concientización de la noción de ritmo según Willems:
Estadio 1-Métrica     
Estadio 2-Agógica
Estadio 3-Dinámica            
  Pero para volver a reproducir el ritmo escuchado inicialmente debe liberárselo de las formas métricas. El ritmo trasciende siempre el compás, de allí surge su plástica (que  contiene, además, los elementos agónicos y dinámicos, éstos, a su vez, muy vinculados entre sí).

De la escritura figural a la métrica

Cuando una persona escribe, cree hacerlo correctamente, es decir, considera que lo que plasma en el papel es precisamente lo que oye.  A partir de 1975, Jean Bamberguer, de la Universidad de Massachussets[11], Estados Unidos, realizó una investigación acerca de cuáles son las estrategias de representación espontáneas de un determinado ritmo musical que utilizan niños y adultos de diferentes edades con y sin formación musical tradicional. Considera que, aparentemente, la escolaridad tradicional favorece unos modos de representación a expensas de otros que pueden llegar a ser reprimidos. Su opinión surge de la diferencia que realiza entre dos tipos de conocimiento musical, uno “formal” y otro “intuitivo”. El primero es escolarizado y tiende a restringir  algunas formas de expresión personal para insertar al individuo en la cultura tradicional. El segundo tipo de conocimiento musical es “natural” y no es impuesto desde el afuera. De todos modos, esta segunda forma nunca será tan pura, ya que la información se extrae de la exposición a la misma cultura tradicional.
  Se les hizo escuchar, a los participantes, un ritmo sencillo: negra-negra-corchea-corchea-negra y su repetición, a través de palmas. La consigna dada fue que lo escribieran como quisieran para poder recordarlo más tarde o para que otra persona pudiera leerlo.
  Diferentes respuestas se obtuvieron de acuerdo a las características de la muestra de individuos antes mencionada. Se realizó entonces una división en dos tipos de notación musical, una “figural” o “gestual” y otra “métrica”. Los dibujos figurativos se centran en la función de los palmoteos dentro de una figura; son percibidas por contexto. La segunda denominación manifiesta una correspondencia término a término entre cada sonido escuchado y su representación gráfica, es decir, tomaban como unidad de medida cada nota –en este caso, cada golpe-. En los casos más evolucionados, se llega a  prestar atención a la duración exacta de los palmoteos ya que son percibidos independientemente del contexto.
  Existe una estrategia de representación anterior a estas dos formas escrita que se denominó Tipo 0. Coincide con un intento de los individuos –en su mayoría niños de hasta cuatro años de edad-, por querer “tocar” en el papel lo que habían escuchado (“garabatos rítmicos”, pre-representacionales). No hay diferenciación entre los sonidos (palmadas) y la “acción” y/ o fuente sonora  que los produjo (palmas).
  Estas tres formas interactúan dentro de tres niveles evolutivos (1, 2, 3). Bamberguer ve a estos modelos como complementarios entre sí, contribuyendo los unos con los otros y no como modelos independientes.
  Las formas de representación “Figural 1” y “Métrica 1”, son las primeras versiones de dibujos figurativos y métricos. Los niños pequeños - entre cuatro y cinco años-, utilizaron, para representar el ritmo escuchado, grafías  figurales (F1). Se las puede considerar “equivalentes de la  acción”. El niño deja registrado cada evento, como si tocara en el papel, pero sin que exista una relación con el patrón temporal de la secuencia. El primer tipo de notación figural, nos recuerda  las primeras formas de escritura del canto gregoriano, el cual se comentó exhaustivamente.
La primera  forma de representación métrica (M1) no se basa en la acción, muestra un esfuerzo del niño por captar en el papel cada golpe por separado. Bamberguer lo considera un “recuento de unidades métricas no diferenciadas[12], que tampoco guardan relación con el ritmo de la secuencia. Podríamos remitirnos al primer estadio mencionado por Willems durante la concientización de la noción de ritmo, la cantidad de golpes.
 Es interesante aclarar que, el desarrollo histórico de la escritura es siempre posterior a los hechos y a la concientización de los mismos. Lo mismo ocurre con la música, recordemos la historia de la concientización de la noción de ritmo y cuántos siglos de práctica se necesitaron para que se comience a teorizar sobre ella:

  “las reglas de una escritura no aparecen sino tardíamente en la historia de una práctica musical”…[13]

  Esto significa que, niños que ya se encuentran en condiciones de reproducir secuencias rítmicas complejas, de variar o inventar nuevas, al momento de escribirlas - en este caso, de inventar una escritura propia, como debió hacer el hombre en los comienzos de la historia-, lo realicen utilizando representaciones de estados anteriores a aquel en el que se encuentran. Por ejemplo, un niño de cuatro años que dibuja las manos del individuo que palmeó el ritmo, está uniendo el sonido producido a la fuente y al movimiento que le dio origen, con lo que se podría decir que se trata de una “reacción circular  terciaria[14]” . De todos modos, si otras variables responden positivamente, puede ser que encontremos un pequeño retraso madurativo en este individuo.
Pero este comentario debería ser expuesto a mayores pruebas en otras investigaciones. Dejo la puerta abierta a futuros interesados en el tema.
Volviendo a la investigación de Jean Bamberguer, encontramos que, algunos niños oscilaban entre la escritura figurativa y la métrica, escalón que la investigadora denominó “figural 2”(F2). Si bien los golpes eran separados, la expresión figurativa también aparecía, ya que los tamaños representaban acciones largas y breves y, los sonidos quinto y décimo (que supuestamente deberían representarse como valores largos) eran considerados como partes  de cada línea y no como unidades separadas. Los primeros dos golpes son escritos con círculos grandes y los últimos tres, con círculos pequeños.Es decir, que los individuos perciben como más largos los primeros golpes (las negras) y los otros tres (las dos corcheas y la negra) como más breves. Esto no sería erróneo, ya que el ritmo fue hecho con palmas, y no hay forma de prolongar el sonido de la última negra. Esta investigación, en el texto de David Hargreaves se encuentra explicada en forma resumida. Habiendo tenido acceso a esta investigación de una forma más extensa, considero que hay un ligero error en el modo en que se presenta el ritmo a los sujetos. Para quienes tienen formación musical no habría problemas, pero para quienes no la tienen, el hecho de que el ritmo se reproduzca con palmas, hace que el quinto y décimo golpes se perciban como corcheas y nó como negras. Puede que se haya hecho a propósito, para saber cómo resolvían esta situación individuos sin formación musical o en una etapa evolutiva inicial. Si no fue así, debería haberse utilizado otro tipo de fuente, donde las duraciones fueran más claras.

El estadío figural 2 (F2) fue una clara muestra de  dibujos figurativos totalmente desarrollados[15]. Poseían las características de F1 (figural) y M1 (métrico). Este estadio podría corresponderse con el segundo mencionado por Willems, el de la identificación de las duraciones, aunque no esté completamente definido sino hasta el estadío “métrico 2” ( M2). Aunque las duracione spresentan un error, éste ya fue explicado en el párrafo anterior. Por mi parte ubicaría este estadio como métrico, aunque no esté correcto.En este punto ya se prescinde del conjunto y puede hablarse de clase inclusiva, que recién será precisa en las grafías M3, donde subyace un pulso y las unidades se constituyen sobre él. La referencia métrica es absoluta. Los individuos escriben círculos grandes para las negras y, las dos corcheas son encerradas como dos puntos dentro de uno de los círculos grandes. Podríamos hacer alusión al tercer estadio que menciona Willems, aunque Bamberquer no aclara cómo los niños llegaron a esta fase. Es de suponer que los acentos, tuvieron que ser concientizados para llegar a ella.

“el ritmo superficial de una secuencia es percibido y representado en relación a una dimensión invariante (la métrica subyacente)…”[16]

 Las edades de los niños que realizaron dibujos F1, M1 y algunos F2 eran entre seis y siete años. Las grafías F2 y M2 pertenecían a niños con edades entre los once y doce años. Muy pocos sujetos realizaron trabajos de M3. Bamberguer concluye diciendo que adultos no entrenados musicalmente y niños entre ocho y nueve años desarrollaron dibujos figurativos completamente desarrollados (F2).Sólo quienes poseían formación musical alcanzaban a realizar dibujos métricos totalmente desarrollados (M3).
Habiendo llevado a cabo, alguna vez, con mis alumnos de nivel inicial la experiancia de escribir este ritmo, las coincidencias con la investigación de Jean Bamberguer fueron asombrosas.
 Bamberguer asegura que tanto los rasgos figurativos como métricos son interdependientes y que “ambos son esenciales para la cognición musical madura[17]. Esto significa que los dibujos figurativos no pueden ser considerados “inmaduros” o erróneos. La notación métrica transmite la duración exacta de los sonidos pero deja de lado la continuidad de las figuras musicales, fraseo, que hacen a la interpretación. Se puede hablar de un “mapeo analógico” (continuidad del evento) para la escritura gestual, y de un “mapeo digital” (discontinuidad de los componentes del evento) para la escritura métrica. La primera se corresponde con la etapa pre-operatoria piagetiana y, la segunda, con el estadio operatorio concreto.
Bamberguer asegura que en la notación musical tradicional utilizamos ambas formas de graficar la música, la figurativa y la métrica, ya que son complementarias unas de otras. La mayoría de las grafías figurales son representadas con símbolos. Todos los signos utilizados para marcar las dinámicas son un ejemplo de utilización de grafías figurales. Las “ligaduras”, los símbolos utilizados para evidenciar  diferentes formas de realizar  “staccatos” y acentos sobre las notas, también pertenecen a ejemplos de indicaciones figurales.  En el caso de la instrumentación, un excelente ejemplo lo proporcionan los instrumentos de cuerda, ya que hay signos para cada forma de toque: “alla punta”, “all talone”, etc.  
La escritura figural volverá a estar de moda en la música contemporánea académica y en l a música experimental. Este hecho surge de la “aleatoriedad” en los componentes de las obras. Ya no interesan las alturas determinadas con precisión, ni las duraciones determinadas con precisión, el parámetro que reinará en estos tiempos, es decir , a partir de los años ’50, será el timbre. La exploración tímbrica, las técnicas extendidas para cada instrumento serán el tema a desarrollar en cada nueva obra. Cada compositor inventará su propio sistema de escritura e incluso un sistema de escritura para cada una de sus obras. Compositores como Berio, Kurtak, Cage, Brown,Saitta, irán creando grafías nuevas a medida que componen sus obras.
Cuando un instrumentista y/o un director,  se preparaban para abordar una  obra que ya había sido interpretada varias veces, estudiaban varias partituras de diferentes ediciones, ya que no en todas aparecen las mismas indicaciones y escuchaban varias versiones grabadas de la obra, ya que, por más que estén escritas, no todos leen lo mismo de la partitura. Una vez concluido este trabajo, aparecería una nueva versión de la obra.
Pero con las obras contemporáneas esto no sucede, ya que no es necesario que las altura sean siempre las mismas, o las duraciones sean exactas. Una misma orquesta o ensamble –agrupación que está muy de moda en la actualidad- interpreta la misma obra varias veces y cada vez, la obra suena diferente. Lo único que se mantiene imperativamente es la orquestación.

El parámetro tímbrico

A medida que los siglos transcurrieron y fueron creándose y perfeccionándose los instrumentos no-vocales, éstos comenzaron a ganar terrenos que antes pertenecían a la voz. De la concientización de la noción de voz hablé en un artículo publicado en las Jornadas de Reflexión Académica de esta Facultad en 2011, denominado “El sonido vocal en la música”. En él me refiero a cómo el ser humano fue tomando conciencia de su propia voz, separándola primero de los textos que cantaba y, luego, del sujeto que la emitía. Para este último paso fue de gran ayuda el surgimiento de la grabación.
De la emancipación de los instrumentos melódicos hago referencia en un artículo que publicaré  más adelante titulado “La emancipación de los instrumentos melódicos”. En él menciono como, poco a poco, los instrumentos dejan de ser meros acompañantes de las voces para comenzar a imitarlas y así encontrar su propio sonido.
En el Renacimiento comienzan a surgir y a perfeccionarse muchos instrumentos musicales. Pero los conpositores,  no especificaban para qué insrumento escribían cada parte, con lo cual hay un atraso en lo que respecta a la percepción tímbrica. Con este hecho los sonidos quedanban  reducidos a ser meras sucesiones de alturas y duraciones. La orquestación no era un concepto tenido en cuenta todavía. Las agrupaciones de instrumentos con que se interpretaban las obras eran insólitas. Las crónicas de la época dicen que, por ejemplo, según la narración del casamiento del duque Guillermo V de baviera con la princesa Renata de Lorena en 1568:
“la orquesta d ela capilla ducal tocaba un motete a seis voces de Orlando di Lasso, con cinco cornetas y dos trombones. Más adelante, doce músicos formaron tres grupos: uno, de catro tañedores de violas da gamba; el segundo, de cuatro recorders,y el tercero, formado por un bajón, una flauta travesera y una corneta.”[18]
Por supuesto que, en la actualidad las agrupaciones de instrumentos también suelen ser insólitas, práctica que viene reealizándose ya desde principios de siglo XX, pero a diferencia de lo que ocurría en el Renacimiento, estos instrumentos están indicados en las partituras, es decir que se hace de manera consciente. Así encontramos por ejemplo “For ever and sunsmell” de J. Cage, que fue escrita en 1942 para una voz y dos percusionistas, que deben tocar tomtones y, el otro, un platillo chino. En Argentina tenemos como ejemplo “Eros in me” de  1949 de J.F. Giacobbe, donde las partes intervinientes son una para voz y, la otra, para flauta travesera, faltando en ambas obras a las reglas de la orquestación típica donde se requiere abarcar los registros agudo, tanto como el medio y el grave. Ambas obras se desarrollan en un registro medio, con notas sobreagudas para la flauta en la obra de Giacobbe. En ninguna de ellas se utilizan sonoridades graves.
La orquestación será especificada en las partituras  con el advenimiento de la ópera. Monteverdi establecerá para qué instrumento es cada sección escrita en su ópera Orfeo, de 1607. Se agrega nuevamente el timbre a las características sonoras. Se gana, entonces,  en propiedades sonoras pero se pierde en sus posibilidades de combinación modales. Para el sistema modal contábamos con siete modos y sus rrelativos inferiores. Por ejemplo, el modo dórico, cuya tónica era “re2, contaba con el “hipodórico”, que comenzaba una cuarta descendente, es decir en “la” pero, cuya nota final, en la obra debía ser también un “re”. Con  el sistema tonal,  los modos quedan sólo reducidos a dos: modo mayor y modo menor. De los modos griegos sólo perduraron el jónico, o escala de “do” y el eólico, o escala de “la”. J. S. Bach se ocupará de organizar las 24 tonalidades resultantes en su “Clave bien temperado” I y II. En estos libros utilizará de tal modo el menor que dará como resultado el surgimiento de cuatro diferntes escalas teóricas: modo menor natural, modo menor armónico, modo menor melódico y modo menor bachiano. Pero Bach nunca los codificó de este modo, los nombres surgieron después, producto del análisis de sus obras.
La “modulación” será la reina del sistema tonal, es decir que la armonía primará por sobre los otros parámetros musicales.
Doscientos años de tonalidad hasta llegar a Schoenber y su atonalismo. En él los sonidos se liberan de las famosas tensiones y distensiones que dan como resultado el sistema tonal, adquiriendo, los doce sonidos, la misma importancia dentro de la escala. Las obras pasan ahora a hacer uso exhaustivo de los recursos generadores de forma: retrogradación, trocado, inversión. Ya no hay modulación, desaparece, porque desaparecen las tonalidades.
Y, en el siglo XX, al dar la música un giro de ciento ocahenta grados, con la incorporación de los “ruidos” por parte de Pierre Schaeffer a la colección de sonidos musicales, la escritura se volverá nuevamente figural. ¿Por qué? Ya lo expliqué. Porque ya no importarán las alturas definidas, la métrica ni la agógica, ni la dinámica. Es el apogeo de la aleatoriedad, la “Obra Abierta” que el intérprete termina de completar o componer, según U. Eco. Lo único que parece sostenerse hasta ahora, en la música contempòránea y también e n la experimental  es la definición en la orquestación.
Resumiendo. Para el sistema modal la preocupación era la altura de los sonidos. Cuando esto no fue suficiente, también se midieron las duraciones, los dos parámetros pilares del sistema tonal. Para el sistema atonal las alturas y duraciones siguen siendo fundamentales, pero comienza a agregarse el timbre , como parámetro al mismo nivel de importancia. Para la música concreta, contemporánea y experimental es el timbre el que prevalecerá por sobre todos los otros parámetros y una minuciosa investigación y búsqueda de sonidos nuevos.
Pero veamos, ahora sí, qué es esto de la incorporación de los “ruidos” a los sonidos musicales.                           

El contexto schaefferiano

 Las investigaciones de Pierre Schaeffer sobre el sonido son exhaustivas, pero bastó un hecho muy pequeño para dar vuelta la página y comenzar la historia nuevamente: la incorporación del “ruido” a la colección de sonidos musicales.
Un ejemplo de lo que realizó Schaeffer es la creación del “concepto de masa”. Según C. Eiriz:
“la masa es la generalización del concepto de altura. Que un sonido, por ejemplo, no tenga una altura “definida” no significa que no tenga una Masa.”[19]
Los sonidos se dividirán , de acuerdo a su masa en:
-complejos: que abarcarán desde los platillos hasta las bandas de ruido.
-variables: los glisandos.
-tónicos: aquellos que tienen una altura definida, es decir, que pueden ser cantados.
Con la incorporación de los sonidos complejos, de los sonidos variables, del grano, de las tramas, los tipos de mantenimiento, el espectro sonoro  se amplía. Schaeffer conforma un nuevo código de análisis sonoro y, en consecuencia, de audición sonora.  A partir de él se enriquecerá la composición musical y cambiará el contexto. Es un gran error leer una obra tonal desde el contexto schaefferiano así como mezclar términos de un contexto y otro. En el Diseño Curricular de Primaria de C.A.B.Apara segundo ciclo,  se mezcla para las duraciones de sonidos tonales el concepto de mantenimiento:;
“-Duración: sonidos impulsivos, lisos e iterados.”[20]
Las impulsiones, los sonidos formados y las iteraciones no son duraciones, son tipos de factura. Como mucho podríamos traducirlos como “tipos de duraciones”.
Según los criterios tipológicos de masa y factura:
“La factura es la percepción cualitativa del mantenimiento. Para entender este proceso recordemos que el Mnatenimiento es el proceso energético que se mentiene o nó en la duración.”[21]
Para ser, incluso, un poco más claros, podríamos decir que hay mantenimiento mientras el instrumentista está produciendo sonido, una vez que levantó su baqueta del tambor, o el arco del violín o cerró la boca el cantante, el mantenimiento termina. Por este motivo, según Schaeffer hay sonidos de mantenimiento nulo, como es el caso de las percusiones, cuya “factura” será llamada “impulsión”. Hay sonidos de mantenimiento continuo, como por ejemplo los sonidos frotados o soplados, cuya factura serán los sonidos “mantenidos o resonancias formadas”. Y hay sonidos de mantenimiento iterativo, o sea sonidos breves que se perciben como un todo. Los que presentan este tipo de mantenimiento tienen una factura  denominada “iteraciones”.
Nombraré solamente otros conceptos nuevos que Schaeffer aplicará al sonido: perfil melódico, perfil dinámico, grano,timbre armónico, marcha, entre otros. Para quien le interese profundizar en estos conceptos sugiero los escritos de C. Eiriz (ver referencias bibliográficas).
Lo que si puedo mencionar, por ejemplo, es que uno de esos conceptos vendría a reemplazar a otro no muy claro que se usaba anteriormente. Para los que cursamos en un Conservatorio, se nos enseñaba, en la materia “Acústica” que el sonido tenía un “ataque”, un “sostén” y una “caída o delay”. Schaeffer, con el “perfil dinámico” reune estos tres segmentos en un solo concepto que suena más musical y no tan “físico”. Los demás conceptos son nuevos y hay que estudiarlos minuciosamente.
Pero para que todo este sistema funcione, Schaeffer exige una calidad de audición: la escucha “reducida”. Para Schaeffer existen tres tipos generales de escucha[22]: la escucha causal, donde el sonido es un indicio de su causa; la escucha semántica, donde el oyente está atento al mensaje y, la escucha reducida,en la cual el sonido es el objeto de observación en sí mismo. Para quien esté interesado en profundizar sobre este tema de las escuchas sugiero mi escrito “La escucha causal”  (ver referencias bibliográficas).
Si bien el trabajo de Schaeffer es exhaustivo, novedoso, y hasta podemos decir paradigmático, no se ocupó de dejarnos una forma de escritura de todos estos conceptos. Dejó la puerta abierta y, por ella, nos metemos todos los compositores, buscando día a día nuevas formas de escribir nuestras obras.
El interés de Schaeffer no pasaba, como mencioné, por buscar una nueva forma de lectoescritura para los nuevos conceptos del sonido. Su camino tenía otro derrotero: un enfrentamiento con los fisicoacústicos de la época que consideraban que el sonido era aquello que ellos podían medir, es decir las “vibraciones del aire” y nó lo que el sujeto “percibe cuando escucha”. A Schaeffer no le interesó escribir los conceptos sino “describirlos” y “clasificarlos”. De este modo creó una nueva disciplina llamada “Aculogía”, que vendría a estudiar “aquello que el sujeto oye”.(Eiriz,C.2012, p 55). En realidad debería definirse como “aquello que el sujeto escucha”, ya que oir es una condición de no estar sordo y “escuchar” es prestar atención a aquello que se percibe auditivamente desde algún tipo de escucha.
Lo que Schaeffer nos legó es un ataxonomía sonora que nos da más palabras para describir lo que escuchamos.
Para su época, años cincuenta y sesenta, altura y duración quedaban chicos a la variedad sonora que se había gestado.
Tengo sólo una crítica que hacerle, si se me permite la impertinencia. En cierto punto me parece que peca de agregar vocablos, ya que él mismo se contradice. Nos insiste con lo que el sujeto escucha y, con respecto a la “factura”, nos dice que es la percepción del “mantenimiento”. Reflexionando acerca de por qué no sólo hablar de mantenimiento o no sólo hablar de factura, me atrevo a decir que estaría de más alguno de los dos términos, ya que entonces parecería sugerir que el mantenimiento de un sonido existe sin ser escuchado por un sujeto.¿No se supone que Schaeffer centra todo en la audición del individuo? Según Eiriz, “la factura es la percepción cualitativa del mantenimiento”. (Eiriz,2012 , p 44). Si nos empezamos a centrar también en cómo son producidos los sonidos que percibimos, tendría que haber una palabra para la forma en que son producidos los tipos de masa, etc. Dejo esta reflexión abierta.
Con Scahaeffer ya no se trata de interpretar la notación para saber cómo escuchaban el sonido en su época. El advenimiento de la grabación fue clave para posibilitar sus investigaciones, ya que todo comenzó cuando estaba escuchando un disco y éste estaba rayado y comenzó a producirse el ahora famoso “loop”. Sobre ese fragmento. Ese “ loop” fue el origen de un nuevo contexto de escucha, de composición y de exploración sonoro-musical.
A partir de Schaeffer el sonido puede contar con más de cuatro propiedades a la vez: laas anteriores altura, duración, intensidad y timbre se amplían. Entran en juego sonidos nuevos: sonidos complejos, tramas, acumulaciones y no hay otra alternativa que ampliar los conceptos de escucha.
Por supuesto que no me parecería muy adecuado analizar una Sonata de Beethoven desde el contexto schaefferiano, ni desde el contexto modal o atonal. Las sonatas de Beethoven fueron compuestas desde la tonalidad y así deben ser analizadas. Tampoco considero adecuado analizar un pasaje de una obra pertenceciente a un sistema, desde otra. Siempre se dijo que el comienzo del Cuarteto Nº 16 K 428 de Mozart tenía un comienzo atonal, por interpretar el motivo once sonidos sin repetir al unísono y, si loescuchamos, no suena de ningún modo atonal, es perfectamente tonal.

Tribute Pathétique

Y ahora, como broche de oro, el “Etude Pathétique”, primera obra electroacústica de Pierre Schaeffer y de la historia de la música.
Esta obra data de 1948, año que se considera de surgimiento de la música concreta, llamda así porque los sonidos que se utilizaron para la grabación fueron previamente grabados y luego, con ellos, se fue armando la cinta, recortando y pegando los fragmentos. La obra es considerada un “montaje sonoro” más que una pieza musical, pero esto es un error, ya que, dentro del contexto schaefferiano esto es música, su tratado es acerca de los “objetos musicales”, no acerca d e los objetos sonoros. Y, además, la obra presenta una forma definida, un ritmo, una dinámica, conceptos todos musicales. La obra,hoy en día sería considerada una miniatura, ya que dura tres minutos con veintiocho segundos. Morfológicamente, la obra presenta cuatro secciones y una introducción. En la introducción escuchamos sonidos metálicos que volveremos a escuchar luego de la primera sección y como final. En oposición a este sonido metálico y agudo se escucha un parche grave que equilibra el inicio.En la sección primera se distingue un ritmo de corcheas en compases de cuatro tiempos, ya que el sonido es de un tren en marcha.En un débil segundo plano escuchamos la sirena del tren en un tono grave, probablemente procesada. La textura es de dependencia, ya que si bien son dos los sonidos que escuchamos (y dos los ritmos, uno el del tren, otro, el de la sirena) la sirena está inmersa en la figura del tren. Pasados los cuarenta segundos, aproximadamente, se produce un corte donde volvemos a escuchar sonidos metálicos, similares a los de la introducción. Parecen ser más graves que los que escuchamos primero.
Aparece la segunda sección, con un ritmo en algo similar a un compás de  dos cuartos de dos corcheas y una blanca bien marcada (ta-a), cuyo final primero desciende y, luego, asciende. La variación, en esta sección, se encuentra en la textura, ahora es claramente doble y, de acuerdo a los criterios texturales, de subordinación, ya que, el material presentado como segunda figura es pobre o débil. Este segundo material son unas notas de piano. Luego de estas notas , el ritmo cambia y nos encontramos en la sección tercera. En ella escuchamos corchea con puntillo negra, como ritmo principal, realizado por sonidos de voces, tren y tos. Hay un juego con el ritmo al final y un diminuendo en la dinámica. Y, así aparece la cuarta y última sección, donde parecen escucharse sinusoides y, en anacrusa,corchea dos semicorcheas que caen en una negra y repite el motivo hasta que nos encontramos con un final metálico muy abrupto, similar al de la introducción y el que escuchamos luego de la primera sección (puede ser que se trate del mismo sonido procesado).
La característica principal de esta pieza es el mantenimiento de un ritmo constante, que le da unidad y dinamismo.
Con motivo de celebrarse los cincuenta años de la publicación del “Tratado de los objetos musicales” en 2016, decidí escribir este artículo acerca del sonido. Pero, además, compuse una obra denominada “Tribute pathétique” por el mismo motivo.

. En principio, intenté recrear levemente la esctructura de la obra, es decir, “el conjunto de diseños melódico, rítmico, métrico, textural, orquestal, formal, dinámico, temporal y de carácter que se seleccionaron para crear la obra.” (Para meyor información consultar mi escrito “El concepto de esctructura” en griseldalabbate.blogsport.com y, próximamente, en las ediciones de las Jornadas de Reflexión de la Facultad de Diseño y Comunicación de la Universidad de Palermo)


En mi obra “Tribute Pathétique” encontramos tres secciones. Se podría decir que se estructura sobre la forma sonata. Allegro-adagio-allegro y coda al final. En la primera se alude directamente a la obra de Schaeffer citando, incluso, el sonido metálico que él nos hace escuchar en su obra varias veces. El sonido del tren tuvo que ser bajado de tono para asemejarse al que utilizó Schaeffer, se corresponde con un rango en Lab. Schaeffer utilizó sonidos muy graves, lo que se suele considerar en tono masculino, como el del comienzo de la 5ta Sinfonía de Beethoven, donde el compositor fue eligiendo los sonidos para este comienzo. Al principio había una flauta,por ejemplo, único elemento femenino, la cual existe en los facsimiles que quedaron de la obra, pero que fue retirada de la orquestación en la versión final. Este proceso puede verse en uno de los tantos capítulos grabados por Leonard Bernstein en los años cincuenta para el programa de televisión “Ómnibus”[1], extremadamente didácticos, y que ahora se encuentran en www.youtube.com. En mi pieza, Tribute Pathètique, aparecen dos o tres sonidos sacados de la obra de Schaeffer, Etude Pathètique, como cita explícita.
Luego lo vuelvo a presentar pero en el tono original o sea La ya que tan grave sentí que en mi obra no funcionaba como le funcionó a Schaeffer, aunque dejo por lo bajo el tren grave. Esta primera sección se entrecorta con sonidos metálicos y agudos, contrastando con la opasidad y oscuridad del sonido del tren, tal como intentara Schaeffer. La sección va finalizando cuando presento los sonidos tónicos que utilizó Schaeffer –ahora creados por mi- pero utilizando los mismo tonos y la misma secuencia, ya que lo utiliza como un motivo conector: fa-do-mi-fa-sol-la-si-do. El continuó esta secuencia hasta sonidos más agudos pero yo preferí cortarla allí y continuar con una segunda sección de sonidos tónicos, donde estas alturas reaparecen de vez en cuando.
Esta segunda sección muy breve, podría considerarse una pausa o descanso, entre la primera y segunda sección. Utilicé sonidos que evocan la estática de radio antigua , ya que Schaeffer era ingeniero en telecomunicaciones y fue quien anunció por radio la liberación de Paris en 1945 . En la tercera sección vuelven las claras alusiones a Etude: sonido metálico extraído de su obra, sonido de tren y aparecen las voces como en la tercera sección de la obra de Schaeffer. Yo utilicé la voz de Jacques Lacan, ya que me pareció la más apropiada. Se escuchan agudos tónicos en voz femenina (Katy Berberian) pero no se utilizaron rítmicamente como lo hace Shcaeffer con la voz femenina. En la obra de Schaeffer hay un acordeón, aparentemente, por lo que yo utilicé el sonido de un bandoneón. Reaparecen los sonidos tónicos pero esta vez, en orden aleatoreo. La obra se despide con una coda “metálica” relacionada al sonido del tren.

[1] Estos programas de televisión se emitieron en Estados Unidos desde 1952 a 1961 para “aumentar el nivel del gusto” de la audiencia.




[1] Estos programas de televisión se emitieron en Estados Unidos desde 1952 a 1961 para “aumentar el nivel del gusto” de la audencia.
extremadamente didácticos, y que ahora se encuentran en www.youtube.com.

En mi pieza, Tribute Pathétique, aparecen dos o tres sonidos sacados de la obra de Schaeffer, Etude Pathètique, como cita explícita.

En la segunda sección el clima inicial se corta. Aparecen sonidos tícos, que, en la obra de Schaeffer se escuchan como fondo, apenas en algún momento. Aparece la voz de Lacan. En la última sección, mi especialidad, sonidos distorcionados, efecto que se puede escuchar en muchas de mis obras.Y como es susual en mí, una reexposición y coda. 



¿Arte sonoro o música?


Desde hace tiempo se discute la posibilidad de llamar a la música electroacústica y experimental como “arte sonoro” y no como música.
Lamentablemente, hace poco leí un escrito de la revista on-line Sul Ponticello, en donde A. Bernal comentaba que, para saber si una obra era música o arte sonoro debíamos guiarnos por los postulados de Lessing y Hegel:
“Más interesante que rastrear definiciones en busca de una que nos pueda funcionar momentáneamente para trazar una separación entre música y arte sonoro, es quizá echar la vista atrás hacia los diferentes intentos de clasificación fenomenológica de las artes que vienen sucediéndose especialmente desde la puesta en existencia de la estética como disciplina filosófica, allá por 1750. De entre ellos, me parece particularmente interesante lo expuesto por Lessing, por una parte y, un poco más adelante, por Hegel. Ambos toman como punto de partida fundamental para su clasificación los elementos de tiempo y espacio, y cómo las diferentes disciplinas artísticas se relacionan con ellos.”(Bernal,2015)
Me parece que, citar a Hegel y Lessing para definir qué es la música es lo mismo que citar a Troiani y Forino. Las definiciones de arte son epocales, como dice Eco, en pleno siglo XXI querer convencernos de que la música es tiempo sobre espacio no alcanza. Si bien el autor aclara que la definición de Hegel es, con respecto a la música romántica, la música de su tiempo, aún así insiste. Para Bernal, la diferencia entre música y “arte sonoro” vendría a ser que ,el “arte sonoro” ocuparía tiempo y, además, espacio. Me parece que, cualquiera que haya asistido, alguna vez, a un concierto en un teatro, sintió la espacialidad de la música de siglos anteriores perfectamente. Una vez, en el Teatro Colón, escuchando “Así hablaba Zaratustra” de R. Strauss, aún hoy, luego de más de veinte años, recuerdo el momento final de la obra en el que, unos golpes de triángulo cruzaron todo el auditorio y parecían dirigirse hacia mi en línea directa. Creer que la música adquirió espacialidad gracias a la tecnología es olvidar que ésta viene a reemplazar y, obviamente a profundizar, en las cuestiones referentes a la acústica de los teatros.

Desde hace tiempo se discute la posibilidad de llamar a la música electroacústica, experimental y conceptual como “arte sonoro” y no como música. Creo que la diferenciación es muy sencilla, un fragmento sonoro musical compuesto para sonorizar un audiovisual es probable que no responda a todas las condiciones que se necesitan para ser catalogo como música (una forma, dinámicas, texturas, etc), ya que está cumpliendo con otra función, por ejemplo, subrayar el clima de determinada escena de la película, con lo cual se trate de un fragmento que no alcance suficiente sentido en sí mismo. Si no cumple con los requisitos mínimos de la música, debe  dejar de ser considerado música para ser considerado “arte sonoro”. Pero, cuando hablamos de obras electroacústicas, experimentales o conceptuales que no tienen una segunda funcionalidad y responden a los parámetros musicales que conocemos, creo que nos encontramos delante de una pieza musical. Si pertenece al contexto tonal, atonal, shcaefferiano, etc, será un aspecto más a analizar de sus componentes.
¿Por qué considerar entonces que la primera obra de Pierre Schaeffer es un “montaje sonoro” si responde a todas las características de una pieza musical?

Conclusión

No podemos hablar de un sonido si no lo pensamos desde algún contexto que defina alguna de sus propiedades. De todas formas, así como de una mesa podemos decir que se trata de “un lugar donde apoyar cosas”, del sonido podríamos decir “es algo que se oye”. Pero cómo definimos y recortamos ese algo que se oye estará siempre determinado por el concepto de escucha. Un sonido no era para un renacentista lo que es para un músico de hoy en día. Ese predicado es el que lo ha definido, el que le ha dado entidad como objeto y así lo ha presentado en  sus distintas épocas.

Referencias bibliográficas

Delalande,F.(1995) “La música es un juego de niños”, Editorial ricordi, Bs. As.
Diseño Curricular para la Educación Primaria”  segundo ciclo, Secretaría de Educación, Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos aires, Dirección de Currícula, 2000.
Eco, U. (1992)   Obra Abierta” , Editorial Planeta –Agostini, título original “ Opera aperta” (1962), traducción Roger Berdagué, España.
Eiriz,C.(19969 “Diseño Curricular y Musica”, Editorial Ricordi, Bs As, Argentina.
Eiriz, C.,(2012) ”Una guía comentada acerca de la tipología y morfología de Pierre Schaeffer” Cuadernos del Centro de Estudios de la Facultad de Diseño y Comunicación Nº 39” http://fido.palermo.edu/servicios_dyc/publicacionesdc/vista/detalle_articulo.php?id_articulo=7822&id_libro=346
Eiriz,C. (2012). “El oído tiene razones que la física no conoce(De la falla técnica  a la ruptura ontológica)”.Cuadernos 41. Bs. As.:Centro de Estudios en Diseño y Comunicación, Facultad de Diseño y Comunicación, Universidad de Palermo.
-Grout, Donald Jay y Claude Palisca, “Historia de la música occidental”, Editorial Alianza, Madrid, 1996
Hargreaves,D., “Música y desarrollo psicológico”, Traducción del inglés Ana Lucía Frega, Editorial Graó, Barcelona, España,1998, p. 110-114. Título original “The developmental psychology of music”, Cambridge University Press, 1986
Labbate,G. (2013) “La escucha causal”,Jornadas de rreflexión Académica, Facultad de Diseño y Comunicación, Universidad de Palermo. También se encuentra on-line en:
Labbate,G. "El concepto de estructura",griseldalabbate.blogspot.com,2015.
-Morla, Claudio, “Ficha de cátedra y obras” para la asignatura Canto Gregoriano, I.U.N.A. Departamento de Artes sonoras y musicales, Bs.As., 2006.
Piaget,Jean, “El nacimiento de la inteligencia en el niño”,Editorial Grijalbo,México, 1990
-Suarey Urtubey, Pola, “Breve historia de la música”, Editorial Claridad, Bs.As., 1994.
-Schaeffer, Pierre, “Tratado de los objetos musicales”, versión reducida al español, Editorial  Alianza, Madrid,  1998.
Schaeffer,P.(1966). Traité des objets musicaux. Paris: Seuil.

Crocker,R/Hiley, D. (1990) “The New Oxford History of Music”, vol II, Second Edition, Oxford University,England.
Willems, E. (1993), “El ritmo musical”, 3ra. edición ,Editorial Eudeba, Buenos Aires, Argentina.



[1] Cada capilla tenía su “schola cantorum” o coro.
[2] Grout,palisca, ….p 68.
[3] De todas formas en ningún tipo de notación puede escribirse todo lo que se escucha. Por más que se lo intente mucho siempre queda ligado a la transmisión oral. Por este motivo, es que cuando eescuchamos la misma obra interpretada por un músico y luego la misma obra interpretada por otro, no suelen ser iguales. Cuando se va a interpretar una obra se suelen escuchar varias versiones anteriores de la misma, hasta obtener la que el intérprete considera “más exacta” al estilo del compositor y de la época. Encontramos, a veces, obras que son interpretadas fuera de estilo. Un ejemplo de esto es el pasaje de las obras para clave de Bach al piano y la consecuente utilización de matices, algo que con el clave no se podía realizar
[4] Willems, Edgar, “El ritmo musical”, 3ra. edición ,Editorial Eudeba, Buenos Aires, Argentina, 1993, p. 25.    
[5] Aclaro “individuo” y no sólo niño, ya que ocurrirá algo similar con los adultos.
[6] Willems, Edgar, “El ritmo musical”, 3ra. edición ,Editorial Eudeba, Buenos Aires, Argentina, 1993, p.27.
[7] La Gestalt se encargará, más delante de confirmar esta percepción: los sonidos largos parecen escucharse más fuertes que los sonidos cortos.
[8] Willems, Edgar, “El ritmo musical”, 3ra. edición ,Editorial Eudeba, Buenos Aires, Argentina, 1993, p.28, citando a M. Emmanuel, “Histoire de la langue musicales”, Paris,laurens,1911, p. 228.

[9] Se trata de la dialéctica hegeliana. Puede encontrarse en alguno de los libros de Juan Samara. Recomiendo “El lado obscuro de la razón”, JVE editores (colección episteme), Bs. As., Argentina, 1998, por ser el más accesible de los trabajos de su autoría, terminológicamente hablando.
[10] Sincretismo: unión de los vocablos “sincronismo” y “síntesis”. Significa “fusión de elementos diferentes”o “elementos que son fruto de la unión y conciliación de doctrinas distintas”. No hay diferenciación de los elementos o, a la inversa, no se los alcanza a apreciar como un todo distinto a sus partes, es decir, una síntesis.
[11] Hardgreaves,David, “Música y desarrollo psicológico”, Traducción del inglés Ana Lucía Frega, Editorial Graó, Barcelona, España,1998, p. 110-114. Título original “The developmental psychology of music”, Cambridge University Press,1986,p 110-114.
[12] Hardgreaves,David, 1986, p 112-113.
[13] Delalande, François,  1995, p25.
[14] Piaget, Jean,1990. p 254-267.
[15]Ibid,  p 113.
[16] Ibid, p 114.
[17] Ibid., p 114.
[18] Suarez Urtubey,P. 1994, p 145.
[19] Eiriz,C. 2012,p 45.
[20] Diseño Curricular para la Educación Primaria , segundo ciclo, p 112.
[21] Ibid, p 44.
[22] En realidad son más, pero para ello consultar “La escucha causal” de G. Labbate.